Estudiantes de las Brigadas Universitarias en Servicio Social (BUSS), programa adscrito a la Dirección General de Vinculación (DGV) de la Universidad Veracruzana (UV), comentaron que el apoyo que brindan a habitantes de comunidades apartadas es una experiencia única que les ha servido para afianzar sus conocimientos, adquirir mayor seguridad, y ser más humanos y sensibles con las necesidades que enfrentan.

Tras asistir al curso de inducción impartido a los 33 nuevos miembros de las BUSS, realizado el lunes 11 de febrero en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), expresaron su orgullo por ser parte del cambio positivo generado en localidades de todo el estado de Veracruz, en los ámbitos educativo y de salud, principalmente.

Cabe destacar que dicho programa opera a través de las Casas UV ubicadas en: El Conejo, en Perote; El Paisano, en Las Vigas de Ramírez; Coyopolan, en Ixhuacán de los Reyes; Molino de San Roque, en Xalapa; Vecinos del Manglar, en Veracruz; Atlahuilco, en el municipio del mismo nombre; y La Chinantla, en el Uxpanapa.

Ana Paola Juárez López, alumna de octavo semestre de la carrera de Lengua Inglesa, participó en el curso de inducción, pero desde hace poco más de una semana se incorporó a la Casa UV Molino de San Roque.

Gracias a una amiga que conocía el programa decidió sumarse con el deseo de propiciar un cambio bueno y positivo en los usuarios del lugar. Comentó que su labor consiste en impartir clases de inglés en una telesecundaria y próximamente lo hará en un bachillerato.

Reconoció que al principio tuvo cierto temor pues no fue fácil salir de la zona de confort; sin embargo, estar en contacto con las personas, sobre todo con niños y adolescentes, le ha permitido adaptarse a este nuevo entorno.

Además, su experiencia en el área de docencia le ha facilitado ejercer su labor –de lunes a viernes– de forma enriquecedora.

“Entre mis expectativas está aprender mucho y dejar un cambio bueno en los chicos, algo positivo que les sirva más adelante. Si tenemos las herramientas, nosotros podemos brindarles el apoyo que requieren.”

Al compartir su experiencia de seis meses en la Casa UV, situada en la localidad El Conejo, Diana Elena Bonilla Alfonso, estudiante de la Facultad de Odontología, dijo sentirse contenta y satisfecha por el trabajo que realiza.

“Esta experiencia me ha gustado porque he tenido la oportunidad de aplicar mis conocimientos e impartir clases en las escuelas.”

Dentro del consultorio, realiza extracciones, profilaxis y colocación de resinas; también imparte pláticas a niños sobre el correcto cepillado de dientes y ha levantado un diagnóstico relacionado con la situación dental de cada menor, a fin de atenderlos más adelante.

Todas estas actividades las desarrolla al lado de sus compañeros de la brigada, de las áreas de medicina, nutrición y enfermería, con quienes ha hecho un gran equipo.

“Es una experiencia única que nos ayuda a reforzar nuestros conocimientos y a sentirnos más seguros del trabajo que realizamos”.

Karla Berenice Soto Mercader, estudiante de la Facultad de Medicina, quien concluirá su servicio social en julio de este año, tenía la idea de que su labor únicamente se centraría en dar consultas a los pacientes de la Casa UV Molino de San Roque.

No obstante, sus expectativas cambiaron una vez que ingresó al programa, pues aparte de brindar atención médica imparte talleres a mujeres embarazadas y de estimulación temprana a niños de cero a cinco años.

“Siento que es una experiencia muy bonita porque uno se termina involucrando mucho más con la comunidad por medio de otras actividades.”

Relató que su dominio del idioma inglés también le ha permitido transmitir ese conocimiento a estudiantes de una telesecundaria cercana a la Casa UV, situación que considera muy gratificante.

Como parte de sus acciones en materia de salud, dijo que a través de las consultas y talleres ha detectado ciertas problemáticas relacionadas con la educación de los infantes, ya que muchos no saben leer ni escribir; así como falta de higiene y enfermedades crónicas degenerativas e hipertensión.

Claudia Peralta Vázquez/Prensa UV