En esta entrega, Fernando Azuara continúa narrando las vicisitudes y las características de la Big Band Latin Veracruz, tras una década de su fundación:
A tu escuela llegué / sin entender por qué llegaba…
La mayoría de los que entraron a la orquesta no pensaban dedicarse a la música, y mi intención tampoco era hacer músicos; yo siempre pensé que el solo hecho de que escucharan la música de una manera diferente, ya era ganancia, aunque se dedicaran a lo que quisieran dedicarse. Pero ya estando ahí, no sé si para bien o para mal (risas), muchos han decidido dedicarse a la música, de hecho, hace dos años toda la sección de saxofones de la big band presentó examen en JazzUV, y todos quedaron. Practican mucho la lectura a primera vista, cosa que no sucede en otras escuelas.
Llega un momento en que entran a otras escuelas y, por cuestiones de horario y de tiempo, ya no pueden seguir; pero hay varios que estuvieron hace algunos años, ya son mayores, pero han regresado y siguen tocando.
Otro caso es el de algunos exalumnos que ahora son maestros de la orquesta.
Su compromiso es dar clases, pero por gusto siguen participando con la big band, porque también es como un taller para practicar. Ojalá en mis tiempos hubiera habido algo donde nos dieran chance de aprender, de practicar y de echar a perder sin que te criticaran. Yo aprendí en el “hueso”, donde si hacías algo mal, te criticaban, entonces estabas muy temeroso de hacer cualquier cosa, por lo que pudieran decir. Aquí los chavos pueden hacer lo que quieran con la música.
Otra de las cosas interesantes y que ha funcionado, es que la orquesta permite que los alumnos pongan en práctica, inmediatamente, lo que están aprendiendo. Cuando yo estaba en la facultad, te encerrabas en un cubículo y tocabas tú solo y, si acaso, te juntabas con otro amigo; aquí está la orquesta donde, si hoy vieron acentos, apoyaturas, tesituras, en el ensayo de la tarde empiezan a aplicar eso que aprendieron, y ha funcionado muy bien.
Como te comentaba, muchos se van y llegan otros. Ahorita acaba de entrar un grupo nuevo, y hay que empezar desde cero, pero afortunadamente los que se quedan van jalando a los más chicos.
Otra satisfacción es que algunos exalumnos me siguen escribiendo y nos encontramos y nos llevamos muy bien; ya son publicistas, médicos, tengo una alumna que quiero mucho que es chef, es maestra de una escuela de gastronomía.
Los más grandes, te digo, son maestros, ya tienen 25, 26 años, pero los alumnos están entre 9 y 19 años, son alrededor de 25 elementos.
Para el amigo jazzero, que me dio su mano franca… cultivo una rosa blanca
Hemos recibido apoyo de mucha gente, afortunadamente ahorita la orquesta ya cuenta con el apoyo de la SEV, que dio plazas para los maestros, y del DIF Estatal. Cuando empezamos, como te comenté, no teníamos ni para copias.
La música te permite hacer muchos amigos, y amigos de verdad, buenos amigos. Cuando pedí ayuda, muchos nos apoyaron yendo a los ensayos, dándoles clínicas, y tocando con ellos. Nos han apoyado muy buenos músicos como El Picos, Rey David, Leonardo Ortiz, Javier Cabrera. Édgar Dorantes nos regaló un cerro de arreglos y tocó con nosotros; Javier Barria (tu hermano), fue a darles un curso de expresión corporal; en fin, mucha gente que siempre creyó en nosotros, y hasta los que dudaban, ahora que ven que sí se pudo, nos ofrecen su apoyo, y también se agradece.
Yo no te pido que me firmes diez papeles grises para el jazz
Para entrar a la escuela sólo hay un requisito: deben tener cuatro años cumplidos, y no por otra cosa, sino porque antes de esa edad, los niños no tienen la madurez para estar en un salón de clases tanto tiempo; pero a partir de los cuatro años ya pueden ingresar a preescolar y a los seis meses ya están leyendo pentagrama y tocando la flauta barroca. Se utiliza la flauta barroca para que no sea tan aburrido el método de lectoescritura musical. Una vez que salen de ese curso, ya pueden escoger su instrumento.
No hay examen de admisión, nosotros estamos convencidos de que todos pueden tocar un instrumento musical; habrá quienes lo toquen mejor y tengan aptitudes para dedicarse a la música, habrá otros que no, pero todos pueden tocar un instrumento. Hay clases de todos los instrumentos de una orquesta sinfónica y clases de canto; tenemos la orquesta grande, y varios talleres: uno es el de la big band latina, hay otro de conjunto de cámara, y un grupo de música de baile.
Para ingresar a la big band sí pedimos que tengan un nivel un poco más avanzado, que no sean los que están saliendo de preescolar o de iniciación, porque la música tiene muchos conceptos que son muy abstractos, entonces, si el muchacho no tiene la madurez suficiente, no va a entender cuando le hables de colores, tesituras, timbres, etc., además, para improvisar se necesitan conocimientos de armonía, que es un poco tediosa y aburrida, es como el cálculo. Yo siempre he dicho que el cálculo es aburrido mientras no sabes para qué sirve, ¿no?, ya cuando empiezas a utilizarlo, le encuentras sentido; lo mismo pasa con la armonía y el solfeo, hasta que empiezas a utilizarlos te das cuenta para qué sirven.
Buscando una escuela ando yo / que tenga sabor, que tenga mentol
La escuela está ubicada en la calle Díaz Ordaz esquina con Rébsamen, enfrente de la gasolinera, y estamos a partir de las cuatro de la tarde. Hay unos horarios en la mañana para los muchachos que van a la escuela en la tarde, pero desgraciadamente no pueden entrar a la orquesta, porque los ensayos son vespertinos, pero sí pueden tomar clases de iniciación, de solfeo o de instrumento.
Las cosas buenas, ya contigo las viví…
Cuando tocas y cuando enseñas, la música te deja una gran satisfacción. Yo he vivido bien, no me sobra el dinero, pero nunca ha habido un día en que me quede sin comer, y he sido muy feliz.
https://www.youtube.com/watch?v=rZksZ-o3CVQ