Durante el porfirismo, Xalapa se transformó política, social, económica y culturalmente. Siendo gobernador don Juan de la Luz Enríquez se edificaron la Escuela Normal, los parques Juárez e Hidalgo, los Talleres Gráficos del Estado, símbolos arquitectónicos de la política y educación. Con el lúcido apoyo de don Teodoro A. Dehesa, Xalapa arraigó como polo rector de las artes. Se construyeron el Colegio Preparatorio, el parque Morelos y la Escuela Superior para Señoritas. Es en este período que Xalapa merece el término “Atenas Veracruzana”, epíteto que cifra la proyección cultural y educativa del momento.

Con don Teodoro A. Dehesa como gobernador de Veracruz de 1892 a 1911 llega la bella época, caracterizada por casi 19 años de esplendor en la cultura, las artes, la educación y la economía. El auge de la vida cultural y social situó a Xalapa como la Atenas Veracruzana: el gobierno ejerció el mecenazgo otorgando becas de estudio en Europa a Diego Rivera, Ernesto García Cabral, Manuel Centurión y el escultor xalapeño Enrique Guerra.

Dehesa apoyó económicamente al gran historiador Francisco del Paso y Troncoso para que realizara sus primeras exploraciones en Zempoala y El Tajín. Se proyectaron los teatros Limón y Cauz; se aclimató la costumbre de las tertulias en el Centro Recreativo Xalapeño y los casinos Español y Xalapeño. Sumemos la fundación de escuelas, la apertura del primer cine –en lo que hoy es la pinacoteca Diego Rivera– y los auspicios a la academia xalapeña de pintura contratando a los pintores catalanes Joan Bernadet y José Cusachs, cuyas obras nos asombran aún en el paraninfo del Colegio Preparatorio de Xalapa.

Dehesa patrocinó asimismo la nueva fachada neogótica de la catedral xalapeña propuesta por el obispo don Joaquín Arcadio Pagaza (por cierto, considerado el mejor poeta traductor del latín al español del siglo XIX), y construyó los bellos edificios del Colegio Preparatorio de Xalapa y de la Escuela Industrial para Señoritas.

Después de la primera guerra mundial, el estilo de vida de la nueva burguesía xalapeña cambió. Con la hegemonía de la Escuela Normal para maestros aparecieron las ideas democratizadoras y una concepción más libre de la vida. La bohemia de los cafés, los ateneos, las redacciones y las tertulias desdeñaban los valores consagrados por las elites criollas.

Se impuso la modernidad, aunque en Xalapa se continuaba cultivando el modernismo de la primera época. No olvidemos, sin embargo, que en Xalapa, en la hoy Editora de Gobierno del Estado de Veracruz, se imprimió en 1901 uno de los libros fundamentales de la literatura castellana: Lascas de Salvador Díaz Mirón.

(Continuará)