Vía los partidos políticos es como supuestamente se hace la democracia, pero en México son muy antidemocráticos.

Cuando están de oposición se la pasan exigiendo democracia y cuando están en el poder se la pasan presumiéndola, pero la verdad es que a su interior esa forma de gobierno no se practica.

Aún estaba en su apogeo el PRI y en una de las tantas veces que un gobernador puso a un incondicional suyo sin gran mérito en la dirigencia estatal priista, hubo quienes cuestionaron la decisión y preguntaban cómo es que se había decidido así.

En reunión de exdirigentes priistas y de otros militantes distinguidos, uno de ellos, con larga carrera, respondió a ese cuestionamiento: pues llegó a la dirigencia igual que tú o yo, por decisión del gobernador en turno.

Gonzalo Morgado fue puesto en la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI, a sus 25 años, por el gobernador Rafael Hernández Ochoa; por sus méritos se sostuvo seis años.

El gobernador Agustín Acosta Lagunes puso en la dirigencia, primero, a Edmundo Martínez Zaleta, luego a Yayo Gutiérrez y después, desde la Ciudad de México, le impusieron a Dante Delgado Rannauro.

Fernando Gutiérrez Barrios quiso que el PRI, en su campaña, fuera dirigido por Fernando Córdoba Lobo y después colocó a Jorge Uscanga.

Los últimos gobernadores priistas, Fidel Herrera y Javier Duarte, hicieron lo mismo con el PRI y por eso despacharon como dirigentes Ranulfo Márquez, Ricardo Landa, Jorge Carvallo, Érick Lagos, Elízabeth Morales y Alberto Silva.

Dante, después de ser priista y ya como dueño de Movimiento Ciudadano (antes Convergencia por la Democracia) ha puesto a todos los dirigentes estatales de MC y también a los nacionales.

El Partido Verde en Veracruz y su dirigente Édgar Herrera responden a los intereses del secretario de Organización nacional del PVEM, Javier Herrera Borunda.

En el PAN a veces intentan ser democráticos, pero para empezar aquí en Veracruz depende de cacicazgos regionales y hemos visto que cómo algunas familias se heredan los cargos públicos y que al final son los mismos los que imponen a regidores y diputados.

Así está hoy Morena en Veracruz y en todo el país. Por eso, localmente, quien decide quién dirige Morena o quién sale de la dirigencia es la gobernadora Rocío Nahle.

Morena es un partido tan o más vertical que el PRI. En Veracruz ha tenido dos dirigentes: Manuel Huerta, puesto por Andrés Manuel López Obrador, y Esteban Ramírez Zepeta, impuesto por Cuitláhuac García y ahora sostenido por Rocío Nahle.

¿Cuándo se irá Zepeta de la dirigencia?, pues cuando lo decida Nahle o cuando las circunstancias políticas lo dicten, o sea, si la dirigencia nacional -Andrés López Beltrán- le gana esa partida a la Gobernadora.

¿Y expulsarán de Morena al senador Manuel Huerta, el principal crítico de Cuitláhuac, Zepeta y Nahle? Eso tampoco sucederá. La dirigencia estatal lo puede plantear -ahora de traidor no lo bajan- pero la decisión final está en los organismos del comité nacional de Morena y ahí no ven nada bien a Nahle.

Así las cosas, ¿cuándo crees, estimado lector, que haya realmente democracia en México si en los partidos la repelen porque no les conviene?