Una explosiva erupción solar ocurrida el 31 de mayo de 2025 provocó una eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) dirigida directamente hacia la Tierra, generando una tormenta geomagnética severa clasificada como G4, el segundo nivel más alto en la escala utilizada por la NOAA.
El evento fue captado en tiempo real por instrumentos del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos (NRL), entre ellos el coronógrafo CCOR-1, operando a bordo del satélite GOES-19.
Una tormenta geomagnética ocurre cuando partículas cargadas del viento solar interfieren con el campo magnético de la Tierra, alterando su equilibrio y provocando consecuencias que pueden ir desde auroras polares hasta fallas en infraestructura tecnológica crítica.
La clasificación G4 indica una perturbación intensa que, según la NOAA, puede:
- Interrumpir sistemas GPS y navegación aérea.
- Afectar comunicaciones de radio de alta frecuencia.
- Provocar resistencia atmosférica adicional en satélites de órbita baja.
- Generar riesgos para redes eléctricas y misiones militares sensibles.
¿Cómo se detectó esta tormenta solar?
El fenómeno fue registrado como una CME de halo, es decir, una eyección de masa coronal que se expande en todas las direcciones y cuyo centro apunta hacia la Tierra. Según el científico computacional Karl Battams (NRL), el evento tuvo una velocidad de más de mil 700 kilómetros por segundo.
Impactos potenciales y preparación militar
Los especialistas advirtieron que este tipo de eventos extremos puede comprometer sistemas militares y de defensa nacional. Entre los sistemas vulnerables se encuentran:
- Comunicaciones satelitales.
- Posicionamiento y sincronización GPS.
- Teledetección y vigilancia.
Arnaud Thernisien, físico del NRL, recalcó la relevancia de estas alertas para que agencias como el Departamento de Defensa se preparen ante posibles interrupciones tecnológicas.
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