Si el Vaticano es el lugar de donde sale el humo blanco, aquí en Veracruz tenemos la ciudad en la que nunca sería elegido un Papa por siempre estar con humo negro.

Esa población veracruzana no es otra sino Xalapa, la cual está saturada por vehículos del transporte público, con un alto número de unidades que a simple vista no cumplen con los requisitos para prestar el servicio.

Para empezar circulan un gran número de taxis, de los cuales un porcentaje considerable son unidades antiguas que, de acuerdo a ley, no pueden ser unidades del transporte público.

A mediados de 2023 la Dirección de Transporte informó que tenían registrados, en todo el estado, 69 mil 870 taxi, de los cuales el 17.46 por ciento, poco más de 12 mil unidades, tenían una antigüedad de más de 10 años, sobrepasando el límite permitido para prestar el servicio.

Hace dos años el entonces director del Transporte, Ángel Alarcón Palmeros, justificó que esos automóviles siguieran como taxis diciendo que no tenían identificado las regiones en las que circulaban. ¡Uf! También expresó que con la Revista Vehicular se detectaría eso, pero ya sabemos cómo son burladas las revisiones.

Hace dos años también se indicó, oficialmente, que Xalapa era la ciudad con más taxis: 10 mil 742, en tanto Veracruz, más grande que la capital, contaba con 9 mil 718. Extraoficialmente se habla de que en la actualidad circulan en esta zona más de 12 mil taxis y no todos contarían con los permisos requeridos.

Los camiones del transporte de pasajeros, en Xalapa conocidos como el servicio urbano, están peor.

Oficialmente no hay una cifra de cuántos circulan en la capital y poblaciones vecinas (la conurbación obliga a que las rutas incluyan municipios como Emiliano Zapata, Banderilla, Coatepec, Tlalnelhuayocan y Acajete), solo se tiene el dato –revelado en septiembre del año pasado- de que la Sociedad Cooperativa del Servicio Urbano de Xalapa cubre 64 rutas con 360 unidades, pero hay más empresas de ese ramo.

Y es con los camiones de pasaje con los que empeora el tema del mal servicio del transporte público en la capital de Veracruz. ¿Quién en Xalapa no ha terminado tosiendo, con dolor de cabeza o los ojos rojos y enojado –sea peatón o automovilista- porque fue “bañado” del humo negro que sale de los escapes de numerosos camiones?

No hay autoridad, de Seguridad Pública, Tránsito o Medio Ambiente que frene esa contaminación que está a ojos de todos, todos los días del año.

Quién sabe qué combustible utilicen, no se cree que sea diésel (es el más caro de todos) y menos gasolina, por lo negro del humo que expelen, pero la contaminación la ven y padecen todos.

¿Cómo le hacen los concesionarios para pasar la revista vehicular teniendo esas unidades que a diario andan por toda la ciudad echando humo negro?

Además están las quejas de los usuarios en el sentido del pésimo estado de los asientos y pisos de las unidades.

El comportamiento y la forma de conducir de los choferes es otro asunto grave, porque ponen en riesgo a los pasajeros, a peatones y a automovilistas. Taxistas, camioneros y motociclistas no se creen los dueños de las calles de Xalapa, saben que son los dueños y Tránsito, ayer y hoy, no hace algo para poner orden.