Tal y como sucedió con el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), la desaparición del IVAI –misma que podría consumarse en la próxima sesión del Congreso local-, es resultado de un acto de venganza, un afán de cómplice opacidad y una justificación que evoca hipocresía.
Tras la iniciativa de la gobernadora Rocío Nahle, hay una verdad irrebatible: nos están robando el derecho a saber la verdad.
Según la propuesta presentada apenas el 25 de abril, las funciones del IVAI serán transferidas a la Contraloría General del Estado y a otras instancias de los poderes Legislativo y Judicial. Solicitar información pública será una aduana infranqueable para periodistas y activistas, impidiendo conocer de abusos, violaciones a las leyes y graves actos de corrupción.
Primero. La decisión de desaparecer los institutos de transparencia fue resultado de la cólera presidencial tras conocerse el escándalo de la casa gris, los contratos de las obras del AIFA, Dos Bocas y el Tren Maya.
En el caso de Veracruz, la venganza fue consecuencia de la divulgación de información sobre la compra y renta irregular de patrullas, además de contratos irregulares en las Secretarías de Seguridad Pública, Salud y Educación, muchos de ellos hoy documentados por la Auditoría Superior de la Federación.
Tras de ello, el gobierno de Cuitláhuac García decidió decapitar al IVAI, perseguir y encarcelar a algunos de los antiguos consejeros e iniciar su extinción.
Segundo. La opacidad deriva de las instituciones que hoy tendrán la tarea de garantizar el acceso a la información. Desaparecerán al IVAI sin que exista una legislación reglamentaria que permita a los ciudadanos conocer información en manos del gobierno. Que nada se sepa, parece ser la consigna.
Hasta ahora, la Contraloría del Estado no ha sido capaz –por incompetencia o complicidad- de documentar un solo acto de corrupción de los que han dado cuenta los órganos de fiscalización. Acaso ha servido como un enorme archivo de declaraciones patrimoniales que nadie revisa.
Con la reforma, ahora pretenden convertir a la Contraloría en un caro salón de belleza que se dedique a maquillar las cifras del gobierno y construir los “otros datos”.
Tercero. Asegurar que se trata de “reducir el gasto en dependencias y hacer más eficiente el gobierno” es hipocresía pura. El presupuesto del IVAI en 2025 representa el 0.02% de los más de 175 mil millones de pesos autorizados al gobierno del estado.
No tiene sentido cuando durante el gobierno de Cuitláhuac García, tan solo los Servicios de Salud de Veracruz tuvieron un desvío de más de dos mil millones de pesos, dinero suficiente para dar presupuesto al IVAI por los próximos 50 años.
Hoy el capo del “cártel de las uñas largas”, Cuitláhuac García, goza impunemente del atraco, mientras se cancela el derecho a la información de los veracruzanos.
Decir que la desaparición del IVAI no violenta el derecho a la información porque ya está contemplado en nuestra legislación, es tanto como decir que podemos cerrar los hospitales y seguiremos teniendo el derecho a la salud, porque está consagrado en nuestra Constitución.
Así de absurdo.
La puntita
Luego de elegirlos, los comités morenistas de selección de candidatos al Poder Judicial se enteran de sus vínculos con la delincuencia y pretenden impugnarlos. Morena tiene que lidiar con sus propios demonios.
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