Por: Emma Garrido
El consumo de los narcocorridos en México, es una realidad desde hace algunos años, sin embargo, ha tomado mayor fuerza con el surgimiento de plataformas digitales y el crecimiento de la industria musical en Latinoamérica, con los nuevos exponentes de los “corridos tumbados”, un subgénero musical que describe infinidad de historias que ensalzan la vida de los capos de los diferentes carteles, personajes vinculados al narcotráfico y al crimen organizado.
Y es que luego de una serie de acontecimientos violentos, ocurridos en la Feria del Caballo de Texcoco, donde un cantante de este género musical, se negó a interpretar algunas canciones de narcocorridos, pues él publicó insatisfecho comenzó a causar disturbios, pues las canciones que querían escuchar, fueron eliminadas de ese concierto ante la normativa local.
Aun con sus características, se regulan o no…
Aunque no existe una prohibición federal para este tipo de canciones, la presidenta Claudia Sheinbaum informó a través de sus redes sociales, que en su gobierno no se prohibió la interpretación de los corridos tumbados en conciertos, sino que se estos deben priorizar y cambiar los contenidos (letras), para que no inciten a la violencia.
Las características de estas canciones que hacen apología a la violencia, son las narraciones acerca del tráfico de drogas, armas, lujo y poder relacionado con el crimen organizado, glorificando la vida delictiva, dirigida principalmente a los jóvenes y que retratan una realidad social de varias regiones de nuestro país.
Pero aquí valdría la pena analizar más a fondo y cuestionarnos que, el hecho de que se prohíban este tipo de canciones en los espacios públicos, conciertos y presentaciones, no garantiza un mejor entorno para nuestra socialización, si el consumo de esta música en las diferentes plataformas no se termina o sanciona, pues es una industria millonaria la que está detrás, en donde el último eslabón son los consumidores de los corridos tumbados, aquí lo que debería ocurrir es; crear acciones que regulen y sancionen o multe, a las empresas disqueras que no se apeguen a las regulaciones, en este caso las mexicanas, que es en donde más se consume este tipo de música, por todo el argot cultural que le envuelve.
Se ha normalizado la realidad en nuestro país…
Y si como sociedad consumimos este tipo de contenidos musicales, damos por hecho que es “normal”, que sí existe, está bien, está permitida y que puede seguir siendo el camino para miles de jóvenes que crean en su mente la idea de ser como esos a los que admiran interpretando esta música. Que, a través de estas apologías, idealizan vidas que muy rara vez consiguen, porque si nos ponemos a pensar, no todos lo que viven dentro de los carteles del narco, salen vivos de estas realidades, muy pocos llegan a ser los jefes, no todos llegan lograr lo que se narra en las canciones que incluso ahora, se han trasladado a las historias de series en plataformas como Netflix y Amazon, donde tampoco hay una regulación para estos productos cinematográficos que son consumidos por familias enteras, y que se siguen normalizando.
Y en Veracruz…
Hace algunos días , la gobernadora Rocío Nahle García ha dado a conocer que, en el estado queda descartada la prohibición de este género musical, ya que ella apoya la libertad de expresión, únicamente dijo que “se hacen los exhortos para que no se haga publicidad a la apología del delito, son exhortos, no prohibiciones”.
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