El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó el envío de minas antipersona a Ucrania en otro importante cambio de política, después de que en los últimos días autorizara a las autoridades ucranianas a emplear armamento estadounidense de largo alcance contra Rusia, informaron varios medios estadounidenses citando fuentes conocedoras del asunto.

Washington espera que Ucrania utilice estas minas antipersona para reforzar sus líneas defensivas dentro de su territorio, mientras que los avances rusos amenazan con superar las defensas ucranianas.

Por lo pronto, Biden pidió garantías de que Kiev tratará de limitar el riesgo que presentan las minas para los civiles, adelantaron ayer el diario The Washington Post y la cadena de televisión estadounidense CNN.

El objetivo es que las minas terrestres ayuden a las tropas ucranianas a apuntalar sus defensas al frenar a los militares rusos -que han logrado avances significativos en la región de Donetsk y en los últimos meses han ganado territorio al ritmo más rápido desde 2022- y canalizarlos hacia áreas donde puedan ser atacadas con artillería y cohetes.

Estados Unidos ha proporcionado desde los primeros días de la guerra minas antitanque a Kiev para atenuar la superioridad numérica de Rusia en vehículos blindados, pero no había accedido a entregar minas antipersona por temor al peligro que pueden presentar.

La mañana del miércoles, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, confirmó el envío de minas antipersona a Ucrania, y dijo que ello obedece al cambio de tácticas militares por parte de Rusia.

Austin detalló durante una visita a Laos que las fuerzas rusas están priorizando los avances a pie para luego abrir camino a otros vehículos, al contrario de lo que venían haciendo desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, informa la CNN.

Por ello, apuntó que las tropas ucranianas necesitan elementos que puedan “ayudar a ralentizar” estos movimientos rusos. Sin embargo, dijo que se puede controlar cuándo se activan y que la parte ucraniana deberá además registrar dónde las coloca, con vistas a garantizar su futura eliminación.

Los grupos de Derechos Humanos han criticado durante mucho tiempo el uso de minas antipersona porque pueden matar indiscriminadamente y pueden permanecer activas durante años después de que haya terminado el conflicto en el que se utilizaron inicialmente.

Según los funcionarios consultados por los mencionados medios, el tipo de minas que Estados Unidos proporcionará a Ucrania será “no persistente”, es decir, que tendrán un mecanismo interno para acortar la vida útil del detonador, con el fin de reducir el peligro para los civiles. Los responsables políticos ucranianos se habrían comprometido a no desplegar las minas en zonas densamente pobladas.

Ni Rusia ni Estados Unidos firmaron el Tratado de Prohibición de Minas de 1997, la Convención de Ottawa, que prohíbe el despliegue y la transferencia de minas terrestres antipersona. Sin embargo, Ucrania sí lo firmó. La ONU ha llegado a denunciar esta semana que Ucrania se ha convertido en uno de los lugares más minados del mundo, con casi una cuarta parte de su territorio contaminado de minas, tras mil días de guerra, desde febrero de 2022.

La ONG Human Rights Watch (HRW) alertó este miércoles que el mencionado tratado internacional corre el riesgo de verse socavado por un nuevo uso por parte de países como Rusia o Myanmar, que no son firmantes, pese a haber logrado “avances importantes” desde que entró en vigor hace 25 años y al que se han adherido 164 países, incluidos todos los miembros de la OTAN, excepto Estados Unidos, si bien el presidente, Joe Biden, estableció en 2022 el objetivo de unirse finalmente al tratado.

“El impacto positivo del tratado se puede ver en la caída de la producción de minas antipersona, el fin virtual de las transferencias de estas armas y la destrucción de más de 55 millones de minas almacenadas. Sin embargo, el nuevo uso de minas antipersona por parte de países que no se han adherido amenaza tanto las vidas de los civiles como la eficacia de este tratado que salva vidas”, señaló el director asociado de armas de HRW, Mark Hiznay.

En este sentido, subrayó que “la limpieza de minas terrestres es una tarea crucial, al igual que las medidas para satisfacer las necesidades de por vida de (sus) supervivientes”. “Los Gobiernos deben garantizar que haya recursos adecuados a disposición de todos los países que necesiten asistencia para que se logren los objetivos humanitarios del tratado”, ha concluido.

aristeguinoticias.com

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