Primero para llegar a la gubernatura y después siendo gobernador, Cuitláhuac García tuvo mucha suerte.

Sin embargo, así como no hay males que duren cien años tampoco la suerte puede durar todo el tiempo.

Y si bien durante cinco años como gobernador tuvo mucha suerte, ahora todo lo que hizo mal o dejó de hacer sale a flote y a ojos de todos está dejando a un Veracruz en el que la gente se siente insegura, no hay agua en las ciudades, las obras están mal hechas, hay insensibilidad ante desastres y las acusaciones de corrupción salen de las propias filas de Morena.

En los años recientes hubo mucha suerte para que el estado no fuera tocado por un huracán. Qué bueno que así fue, porque de lo contrario hubiera pasado lo de Acapulco o algo peor por la insensibilidad y desorganización que prevalece en el gobierno.

Este año ya no hubo suerte y las torrenciales lluvias de hace unos días hicieron ver que no hay capacidad ni el interés debido para atender a los miles de afectados principalmente en la zona sur.

Ahí queda para la historia local que por su forma de entender o no entender lo que es ser gobernador, y tal vez porque es obvio que desde hace tiempo Rocío Nahle es quien manda, Cuitláhuac decidió mejor participar en la festividad del Día de Muertos y no ir personalmente a atender a sus paisanos en desgracia.

¿Y los damnificados?, pues esos que los atienda como pueda Guadalupe Osorno, que para eso la que manda decidió que siga al frente de Protección Civil.

¿Se ha dado una vuelta por las Cumbres de Maltrata en donde un derrumbe tiene loco el tráfico pesado en una amplia zona del centro de Veracruz?

¿Cuándo se enteró del socavón en la carretera Cardel-Poza Rica, que desde la noche del lunes paralizó el tránsito y muchas horas después apenas iban a improvisar una ruta alterna en la principal vía por si hay una emergencia en la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde?

Sí, son vías federales, pero es evidente que nunca hubo el interés ni la capacidad para gestionar supervisiones y rehabilitaciones para evitar derrumbes y socavones.

Minatitlán tiene muchas calles destrozadas y desde Xalapa nunca se les jaló las orejas a los alcaldes para que atendieran ese problema. Ahora hay protesta por ese motivo.

Y si los habitantes de todos los municipios afectados por carreteras destrozadas protestaran en estos días, Veracruz estaría paralizado.

Lo de que los grupos criminales andan desatados tampoco puede ocultarse. Los atentados contra camiones cuyos propietarios no han pagado las extorsiones, en los alrededores de Acayucan, son muestra de la impunidad que existe.

La mala atención en hospitales es la constante, como en Córdoba, donde acaba de haber una protesta.

Aquí en Xalapa pasan meses y meses y más meses y no pueden acabar las ampliaciones mal hechas, y peor planeadas, de la carretera entre la Araucaria y Las Trancas, lo que provoca un infierno vial no solo en esa vía sino en 20 de Noviembre, Lázaro Cárdenas, Circuito Presidentes, Maestros Veracruzanos, Murillo Vidal y calles de Las Ánimas.

Así que si no pueden con esos trabajos menores se entiende el por qué no se movió ni un dedo para tratar de mitigar la falta de agua por todo el estado de Veracruz.

Misión cumplida, dice ahora el Gobernador que está por irse, ¿será?

¿Qué informes son los que tiene la presidenta Claudia Sheinbaum, quien viene el viernes, sobre lo que fue y es el agonizante gobierno de Cuitláhuac?