Tendría un año cubriendo la fuente policiaca, cuando un asesinato a mansalva me costó un broncazo con mi superior y una suspensión de tres días “por desobedecer una orden de su Jefe de Información”.

A las siete de la noche de un lejanísimo diciembre, recibimos una llamada por radio a la Cruz Roja de Polanco donde tenía su base el pool de reporteros que cubrían la nota roja. El mensaje era lacónico: “Catorce bravo (muerto a balazos) en bar de la Casas Alemán. La dirección es…”.

En la ambulancia asignada a los reporteros y a sirena abierta llegamos a una casona de paredes descarapeladas y luces de neón rojas negras y moradas. Casi en el centro de la pista de baile yacía boca abajo un sujeto de entre 25 y 27 años con tres balazos en la espalda.

Siempre atento con la prensa, el comandante de policía asignado a la delegación Gustavo A. Madero casi nos echó del lugar. “Lo siento chavos, nada de fotos, nada de videos, nada de andar de preguntones con los testigos, nada de nada. Vayan a sus diarios y esperen el boletín”.

Apenas llegué a Excélsior le comenté el incidente a mi jefe de Información que una hora después me entregó el boletín. “Redáctalo, fírmalo y nos vemos mañana”, me dijo. Pero el boletín no decía nada de lo que vi.

Según el papel, Fulanito de Tal, soltero, de tantos años, de ocupación albañil y con domicilio en… llegó al bar con objeto de charlar con su novia que trabajaba como mesera, pero al cabo de unos minutos comenzaron a discutir. La mujer se paró de la mesa para atender a un cliente, momento en que Fulanito se disparó en la sien derecha y murió en el acto.

“Nada de lo que dice el ´boleto´ es verdad. El tipo estaba boca abajo con tres balazos en la espalda. Eso no fue un suicidio, fue un asesinato y el cadáver lo vimos al menos diez reporteros”, dije a mi jefe.

“Redacta el boleto y fírmalo” me ordenó. “Ni redacto ni firmo” le contesté y me fui.

Al día siguiente supimos la verdad.

El albañil llegó al bar dispuesto a gastarse su aguinaldo y se puso a bailar con una chica que era amante de uno de los guaruras del comandante de policía. Para la de malas del albañil, ese día era el día franco del guarura, que fue al bar a visitar a la muchacha.

Cuando llegó, su chica bailaba y fue directo a ella. El albañil protestó y dijo que la tenía “pagada”. Se hicieron de palabras y el albañil se lo descontó de un golpe. El guarura desenfundó; el albañil quiso correr, pero tres detonaciones le impidieron llegar a la salida.

Ignoro qué pasó después, pero si no se movieron las cosas, el albañil lleva casi 50 años sepultado como suicidado… con tres balazos en la espalda.

Injusticias como esas las hay desde los tiempos de María Canica y ninguna autoridad ni gobierno están libres de culpa.

¿A poco también en Morena son así?

Futa…

El Observatorio Causa en Común dijo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador probablemente manipuló cifras relativas a la violencia. Al presentar su Informe Sexenal, Causa en Común indicó que el gobierno de AMLO clasificó asesinatos violentos como homicidios culposos o no intencionales.

El organismo asegura que de 2019 a 2023, el número de víctimas de homicidio doloso disminuyó 14 por ciento, mientras que las víctimas de homicidio culposo aumentaron 9 por ciento y las de “otros delitos contra la vida” aumentaron un 61 por ciento. En algunos estados el número de víctimas de ‘otros delitos contra la vida’ es muy superior al total de víctimas de homicidios dolosos, señala el informe.

Ahora entiendo los números de Rosa Icela Rodríguez en las mañaneras de Andrés Manuel, cuando aseguraba que las muertes violentas habían bajado exponencial y sustancialmente.

En julio del 2023 el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) presentó un informe muy parecido al de Causa en Común con una ligera variante, mientras Causa en Común dice que el gobierno de Andrés Manuel “probablemente” manipuló la información de los registros de la incidencia delictiva, ONC le quita el probablemente para asegurar que en el obradorato si se manipularon las cifras.

En lo que coinciden ambos organismos es en que la supuesta baja en la incidencia delictiva fue producto de la manipulación y no “del efecto positivo de la política de seguridad” como parloteaba Rosa Icela.

En fin, se confirmó lo que se sospechaba. Pero que bajeza, sevicia y ruindad la de un gobierno que llegó al extremo de manipular las cifras con tal de engañarnos con una mentira que al final no creen ni los más devotos de la 4T.

Ahora, si el obradorato fue capaz de eso con los mexicanos vivos, ¿qué se pueden esperar los muertos?

¿Cuántos hombres, mujeres, niños y ancianos se habrán ido a la tumba como muertos de manera no intencional, cuando fueron cocidos a cuchilladas o a balazos? Cuántos correrían con la suerte del albañil que de vilmente asesinado, fue sepultado como oficialmente suicidado.

bernardogup@nullhotmail.com