Participantes en el Sínodo de los Obispos insistieron en que la Iglesia debe hacer más trabajo de “escucha activa” ante los excluidos de los dictados eclesiásticos, como los miembros de la comunidad LGBTIQ+.

“Se ha pedido un mayor diálogo” y “escucha activa”, así como “la necesidad de respetar y reconocer al otro para que también este se una al pueblo de Dios”, dijo en la rueda de prensa diaria Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio de Comunicación del Vaticano, en relación a algunas intervenciones que hicieron participantes en la tercera sesión de trabajo del XVI Sínodo de los Obispos que arrancó el pasado miércoles.

Según Ruffini, se pidió “escuchar más profundamente a quiénes se encuentran en condiciones de pobreza y sufrimiento, y a las personas que se sienten excluidas de la sociedad y la Iglesia”.

Esto incluye “a los divorciados, marginados y a personas que no encajan con los dictados de la Iglesia como la comunidad LGBTIQ+”, destacó el prefecto de la Comunicación vaticana.

Los congregados en esta asamblea del Sínodo de la Sinodalidad, que concluirá el 27 de octubre tras un proceso de preparación que comenzó en 2021 con la meta de ir hacia una Iglesia más inclusiva.

En esta segunda sesión del Sínodo, tras la que hubo en octubre de 2023, participaran 368 miembros, entre ellos 53 mujeres y unos sesenta cardenales.

Otro tema de debate abierto en el seno de la Iglesia y el Sínodo al que también se hizo mención este viernes fue el rol de la mujer.

“Se definió como una brecha el hecho de que las mujeres sean vistas como (figuras) consoladoras, y no como alguien que puede predicar” o liderar una institución, agregó Ruffini.

Según mencionó, “en otra intervención se reiteró que hay mujeres que escuchan el llamado de Dios y piden ser ordenadas, y en ese sentido se mencionó el ejemplo de misioneras y también de laicas que atienden a comunidades enteras”.

López Dóriga

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