Ni Díaz Ordaz, ni Echeverría, ni López Portillo, ni De la Madrid, ni Salinas, ni Fox, ni Calderón ni Peña Nieto quisieron conscientemente desgraciar al país, aunque algunos lo dejaron ensangrentado y otros casi en ruinas.
Ningún presidente se levanta pensando cómo va a joder a México, argumentó Peña Nieto al estar en el último tercio de su mandato
Hoy es el último día como presidente de López Obrador y ¿cómo quedará ante la historia de México? Actualmente unos lo idolatran y otros lo aborrecen. Regaló dinero directamente como ningún otro presidente y con eso se ganó a millones de mexicanos que lo defienden a ultranza. Los otros solo ven sus mentiras, la militarización, el aplastamiento del Poder Judicial y la realización de grandes obras sin resultados.
Por lo tanto su evaluación, por ahora, oscila entre quienes lo califican excelentemente y quienes le endilgan que es el peor presidente de los últimos tiempos y que la Cuarta Transformación solo existe en su cabeza y como propaganda.
Creo que dentro de algunos años su calificación dependerá, en buena medida, cuánto logre sostenerse en el poder la 4T después del gobierno de Claudia Sheinbaum.
Si pierden en 2030 -lo que por ahora no se cree probable- su paso a la historia como él lo quiere no estará asegurado, por el contrario, empezará la labor de derrumbe de su imagen, pero entre más tiempo haya gobiernos de Morena más se hablará del supuesto gran legado de López Obrador.
Por lo pronto está claro que AMLO gobernó haciendo más política y propaganda que otra cosa. Para sus puntos negativos y los positivos hubo una maquinaria que borró a los primeros y exaltó a los segundos.
Por otro lado puede suponerse también que ningún gobernador se ha despertado pensando cómo va a joder a Veracruz.
Ni Hernández Ochoa con las frivolidades que llegó a tener, ni Acosta Lagunes con su primo el pistolero, ni Gutiérrez Barrios con su proyecto presidencial, ni Dante con su temperamento alocado, ni Alemán con su elitismo y permisividad con algunos de sus colaboradores, ni el populista Fidel, ni Duarte y, vaya, ni siquiera Cuitláhuac.
Eso sí, suponemos que algunos o varios sí han despertado y se han acostado pensando cómo hacer negocios al amparo del poder y cómo desviar dinero (hacia sus bolsillos) del presupuesto.
Pero finalmente ahora el gobierno de Veracruz debe más de 65 mil millones de pesos, el estado tiene sus carreteras destrozadas, las inversiones no han llegado como se esperaban, la migración es fuerte, el campo produce menos y la inseguridad hiere y sangra a un gran número de veracruzanos.
Ahora llega Rocío Nahle que puede leer e indagar cómo fueron esos gobernadores y cómo han quedado ante la historia de Veracruz.
Seis años pueden ser más que suficientes para atascar maletas de dinero o insuficientes, pese a un esfuerzo diario y cercano a la gente y un trabajo honesto, para mejorar las condiciones de Veracruz, pero esto último sí hace ganar un buen lugar en la historia de Veracruz e irse con la conciencia tranquila y el cariño de los jarochos. ¿Qué escogerá Nahle?
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