Ni en Veracruz, ni en los demás estados del país y menos a nivel nacional hay un líder opositor que por sí solo pueda mover a millones de conciencias para darle una batalla fuerte a Morena.

Quien en plan de Llanero Solitario quiera hacer a un lado a los partidos tradicionales, formar el suyo o simplemente darle vida a una organización civil para enfrentar a la 4T, empezar a ganar elecciones y sacarla del poder en 2030, es un iluso.

Del PRI, del PAN o de Movimiento Ciudadano muy difícilmente saldrá ese líder. Por todo lo negativo que hicieron no representan los intereses de los mexicanos que están en contra de Morena y sus acciones.

Si en la actualidad tienen senadores y diputados es porque a quienes ven una amenaza en López Obrador, su presidenta electa, gobernadores, legisladores y próximamente en sus ministros, magistrados y jueces, no les quedó de otra más que votar por panistas, priistas, perredistas y emecistas para tratar de hacerlos ganar.

Pocos son los políticos que pasan la prueba del pueblo, es decir que pueden andar por las calles, en restaurantes o plazas comerciales y recibir el saludo cálido o al menos respetuoso de la gente.

Así las cosas, tenemos una oposición con políticos que en su mayoría solo ven por sus intereses.

Lo vimos en esta última elección. El tiempo pasaba y ni siquiera había candidato presidencial, teniendo que improvisar a Xóchitl Gálvez, quien no pudo ser la locomotora que necesitaban para jalar a los demás candidatos.

Y mientras Xóchitl luchaba para intentar dar la pelea y Pepe Yunes en Veracruz daba todo en busca del triunfo, Marko Cortés del PAN y Alejandro Moreno del PRI, estaban concentrados en lograr ser legisladores por la vía fácil y lograr colocar en las cámaras a sus incondicionales para seguir controlando a sus organizaciones.

Por eso, por esos políticos, desde que Morena tomó el poder, hay que estar con el Jesús en la boca en votaciones legislativas, para que no convenza a algunos opositores de votar a favor de sus cuestionadas iniciativas.

En fin, los que saben hacer buena política y están conscientes de la situación tan adversa, tendrán que buscar la forma de involucrar más a gente para su participación decidida en temas de candidaturas, protestas y demandas sociales.

Se acabó el tiempo de que un dirigente desde su oficina en la sede nacional de su partido decida quiénes serán candidatos y qué apoyar y qué no. Pueden seguirlo haciendo, pero su destino será el del PRD.

Los liderazgos, por decir algo, en colonias, mercados, gremios de oficios, en iglesias, entre maestros, médicos, etcétera, en los municipios, en las regiones, son los que deben ser tomados en cuenta para articularlos, organizarlos y representen los verdaderos intereses de amplios sectores de la sociedad.