La forma de gobernar de Cuitláhuac García pudo haber sido muy distinta, Patrocinio Cisneros no habría causado daño a Veracruz y en una de esas Rocío Nahle no estaría por tomar posesión como gobernadora.
Decimos esto por el ofrecimiento que recibieron dos distinguidos priistas hace seis años para que ocuparan la Secretaría de Gobierno en lo que a la postre sería la primera administración de Morena en el Estado.
Luego de dos dolorosas derrotas, López Obrador al buscar por tercera ocasión la presidencia fue con todo, no dejando ningún cabo suelto, pese a que las encuestas lo daban como seguro ganador.
Medio se acercó a empresarios, aceptó entrevistas con medios de comunicación que criticaba, puso de su lado a líderes sindicales charros, no se le fue a la yugular a Peña Nieto y jaló para su causa a cuanto priista con ascendencia pudo.
El resultado de eso fue que ganó, pero con una votación mayor a la esperada y pudo tener el control de la Cámara de Diputados.
Acá en Veracruz, además de la invitación que López Obrador personalmente le hizo a Carlos Brito (a sugerencia de Bartlett) para que se pasara a Morena y fuera el candidato a senador (Ahued no hubiera sido el compañero de fórmula de Rocío Nahle), pero que el nativo de Tonalá rechazó, hubo otras dos interesantes invitaciones.
El primero en recibirla, vía uno de operadores para esos casos, Scherer el primo, no quien fue el consejero jurídico, pero que tenía toda la autorización y encomienda de éste para ofrecer y negociar políticamente, fue Pepe Yunes.
Pepe, uno de los priistas con mayor aceptación en Veracruz y con una larga carrera legislativa, escuchó esto:
De pasarse a Morena, no ser el candidato del PRI y operar para las campañas de López Obrador y Cuitláhuac, recibiría a cambio, tras los triunfos, el cargo de secretario de Gobierno.
El segundo en escuchar esa misma oferta fue quien dos años antes había sido el candidato del PRI a gobernador, Héctor Yunes Landa.
Obviamente ambos rechazaron el ofrecimiento y de esa forma Cuitláhuac tuvo como secretario de Gobierno a Patrocinio Cisneros, quien lo manipuló a su antojo y Cuitláhuac está pasando a la historia como represor, soberbio y como quien siendo gobernador no lo fue.
En fin, ahora Cuitláhuac es lo que no fue, Patrocinio Cisneros está “exiliado» en Yucatán (a ver si no lo llaman a cuentas) y Héctor Yunes está por ser nuevamente diputado local por el PRI.
Y Pepe Yunes hace una semana escribió lo siguiente en su cuenta de X:
«Desde el principio, en abierto, he sido firme un opositor a este desastre. En comisiones, ayer aprobaron la militarización, hoy enterraron la rendición de cuentas junto con los órganos autónomos, próximamente liquidarán la división de Poderes con el asalto al PJF. Entendámoslo».
Superada la derrota de junio pasado, a Pepe Yunes lo veremos haciendo política y dando la batalla como opositor.
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