Gerardo Esquivel Hernández no es un economista cualquiera. Obtuvo la licenciatura por la UNAM, la maestría por el Colegio de México y el doctorado por la Universidad de Harvard. Pero además es cercano a la 4T, pues en enero de 2019 el presidente Andrés Manuel López Obrador lo propuso al Senado de la República como Subgobernador del Banco de México, cargo que ejerció hasta diciembre de 2022.

Hace tres días publicó en el diario Milenio un texto titulado “¿En verdad se quiere empezar así”?, en el que advierte que a cinco semanas de que inicie la nueva administración, a pesar de la “victoria clara, contundente e inobjetable” de la candidata morenista Claudia Sheinbaum, de la recuperación razonablemente bien de la economía después de la pandemia, de los bajos niveles históricos del desempleo y de la disminución de la pobreza, “el ambiente político se ha ido crispando paulatinamente y el entorno económico y financiero se ha ido nublando considerablemente.”

Señala que, “en general, se puede decir que hay varios frentes abiertos. En lo económico, por ejemplo, la desaceleración ya está aquí. El Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa anual de solo 1.3 por ciento durante el primer semestre de 2024. El crecimiento de todo el año posiblemente será similar y quizá inferior a este nivel, lo que estaría significativamente por debajo de la estimación oficial de 3 por ciento. Dos regiones del país están ya prácticamente estancadas en materia de creación de empleo: la frontera norte, afectada por la desaceleración del sector manufacturero norteamericano, y el sureste del país, debido a la conclusión de algunas de las obras prioritarias de la presente administración. En estas dos regiones el empleo formal es prácticamente el mismo que se tenía hace un año”.

Y, en lo político, resalta que “el sector privado por primera vez en mucho tiempo se ha manifestado en forma clara y cohesionada en contra de algunas de las propuestas de reforma constitucional. La reforma judicial y la eliminación de los organismos autónomos son los temas más controversiales. Lo mismo sucede en nuestra relación con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. El sector manufacturero estadunidense ha manifestado públicamente su preocupación por estas reformas y el embajador Ken Salazar difundió un comunicado que quizá fue imprudente, pero que es al mismo tiempo muy revelador de la magnitud de las preocupaciones existentes”.

En lo financiero, indica que “la volatilidad ha sido la constante a partir de la elección. El peso mexicano se ha depreciado en más de 12 por ciento desde entonces. El Índice de Precios de la Bolsa Mexicana de Valores está casi 10 por ciento por debajo de su máximo nivel del año. Las tasas de interés de la deuda mexicana han aumentado debido a que la economía comienza a percibirse como más riesgosa. Algunas corredurías (como fue el caso reciente de Morgan Stanley) ya han comenzado a alertar a sus clientes sobre las consecuencias económicas negativas de algunas de las reformas. Por su parte, algunas calificadoras alistan ya una revisión a su valoración en anticipación de lo que ellos consideran un escenario económico e institucional más deteriorado”.

Este economista, que no es neoliberal sino afín al movimiento de la Cuarta Transformación, concluye: “¿En verdad queremos comenzar el sexenio en medio de este ambiente? ¿No hay una alternativa más prudente o sensata? Como diría el clásico, ¿pero qué necesidad?”

Cuitláhuac tras cenegas

Darío Celis, el bien informado columnista de El Heraldo de México, publicó ayer que “ahora que la Presidenta electa Claudia Sheinbaum ya dio luz verde para sumar a su administración a los gobernadores del movimiento de la 4T que están por concluir sus mandatos, más de uno se aceleró”.

Y es que Celis comenta que “la mayoría ya se ve en el servicio exterior mexicano, de cónsules en alguna ciudad europea”, pero apunta también “que hay otros, como el veracruzano Cuitláhuac García, que no se anda con medias tintas”.

Según el columnista del diario, el gobernador jarocho “anda cabildeando a todo lo que da para asumir la dirección, ni más ni menos, que del Centro Nacional de Control de Gas Natural (Cenegas)”, entre cuyos activos que administra señaló “preponderantemente cuatro estaciones de GNL para balanceo, cinco estaciones de compresión, tres para atender la refinería de Salinas Cruz y dos para el Sistema de Transporte y Almacenamiento Nacional Integrado de Gas Natural, mejor conocido como SISTRANGAS, entre otros”.

Celis, que conoce muy bien el sector energético nacional, concluye que “nada perdido” anda “el todavía gobernador” de Veracruz.

“A ver si no se lo conceden”, finaliza su comentario.

¿Pepe Yunes a Morena? ¡sean serios, por favor!

Desde la semana pasada echaron a circular la infundada versión de que el priista Pepe Yunes Zorrilla, dos veces candidato a gobernador –en 2018 por la alianza PRI-PVEM y este año por la coalición PRI-PAN-PRD– ¡estaría por sumarse a Morena!

Por supuesto que se trata de una pésima broma, cuyo malévolo propósito se desconoce. Lo que sorprende es que haya incautos –como los que compraron boletos para la rifa del avión presidencial– que den por cierto este perverso rumor.

Y es que la mejor prueba de que el ex senador y ex diputado local y federal del PRI no tiene nada en común con el movimiento de la 4T es el mensaje que publicó hace seis días en su cuenta de la red social X, antes Twitter, en el que fija claramente su posición: “Desde el principio, en abierto, he sido un firme opositor a este desastre. En comisiones, ayer aprobaron la militarización, hoy enterraron la rendición de cuentas junto con los órganos autónomos, próximamente liquidarán la división de Poderes con el asalto al PJF. Entendámoslo”.

Así que sería más factible que el gobernador Cuitláhuac García sea candidato presidencial en el 2030 a que Pepe Yunes se enrole en las filas cuatroteístas.