Hay muchos refranes sobre la importancia de guardar silencio y no abrir la boca para adelantar planes o dar por seguro cosas que supuestamente sucederán.

Algunos son francamente ofensivos -pero dicen la verdad- y otros únicamente destacan, entre otras cosas, la valía de vencer la tentación de presumir lo que aún no es un hecho.

A continuación anotamos tres que resumen lo que la sabiduría popular aprecia sobre el silencio antes que parecer merolico:

«La palabra es plata y el silencio es oro».

«Trabaja duro y en silencio, deja que tu éxito haga el ruido».

«Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, cuando cierra los labios, por prudente.», Proverbios.

Pero la verdad, para un buen número de personas resulta complicado callar lo que sabe y no debe ser revelado, lo que supuestamente está por suceder o lo que hará y cree le redituará éxito.

Entre ese grupo está el gobernador Cuitláhuac García, quien como otros políticos noveles de Morena pretenden imitar en todo a su guía Andrés Manuel López Obrador, sin tener las tablas de su líder.

Por eso durante los seis años de su gobierno -si así puede ser denominado- le regaló a los veracruzanos variadas «perlas» que fueron motivo de escarnio.

La última de Cuitláhuac -la última hasta el día de hoy, porque antes de que termine de irse muy probablemente cometa otra u otras- tiene que ver con su imprudencia de revelar que se iría antes del término legal de su mandato para incorporarse al equipo de Claudia Sheinbaum.

Nadie se lo inquirió, nadie le anduvo pregunte y pregunte con relación a ese tema, fue él quien lo sacó a la luz pública, solo para que ahora esté enredado y sea motivo de mordaces comentarios en su contra.

Es evidente que el Gobernador creyó que sería llamado a un puesto de primer nivel y, novato, le ganó la emoción y habló. No pudo con el silencio.

Y ahora que ve su realidad no sabe qué hacer y por lo tanto se le ocurre adelantar, pero de a mentiritas, su informe. Es seguro que quisiera regresar el tiempo para ya no decir que se irá con Sheinbaum, porque ahora sabe que lo ubicarán en un cargo de tercera, cuarta o quinta categoría, nada para andar presumiendo.

Nadie escarmienta ni aprende en cabeza ajena, pero políticos de Morena, véanse en el espejo de su Gobernador, quien termina rodeado solo de sus empleados, con unos cuantos aplaudidores que cumplen su papel tratando de exaltarlo y de ver puntos buenos donde no los hay, sin recorrer el Estado para darle la cara al pueblo, rechazado por su sucesora que buscó con sus vacaciones no estar en el «informe» y con un representante presidencial en su informe de a mentiritas que nadie conocía.

No creo le importe que en unos días más no se le acerque nadie que no sea de su círculo de beneficiados. Se irá al cargo que no esperaba, por pequeño, y ahí descansará de haber sido un gobernador al que le pesó el cargo y por lo tanto no gobernó, dejando que otros gobernaran.

Veracruz no se merece ni aguanta otro sexenio así.