En escuelas preparatorias del estado de Veracruz y otras entidades se viven casos de violencia escolar, que se exacerban con contextos de pobreza, violencia intrafamiliar, abandono y consumo de drogas el informe “La convivencia escolar: el desafío de ser, hacer y estar bien”, elaborado por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).

Tras la aplicación de un cuestionario y entrevista a directores en diferentes subsistemas de educación media superior (EMS) de entidades como Veracruz, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, señalaron que existe una alta incidencia de problemas familiares, sociales y de seguridad que enfrentan los estudiantes, como pobreza y alta marginación, abandono en las familias, machismo, violencia intrafamiliar, narcomenudeo, drogadicción y pandillerismo.

Y que estos se observan en la vida escolar, particularmente en cuanto a las relaciones interpersonales, los estados socioemocionales del personal y los estudiantes pues “se filtran en su interior de manera diversa e inevitable alterando la tarea educativa”.

A esto se suma la falta de infraestructura o equipamiento de los planteles; la alta rotación de personal docente y baja presencia de estos en la actividad escolar.

Además, la excesiva carga de trabajo administrativo y dificultades para comunicarse con las familias o los docentes.

El informe señala que la existencia de estos problemas se traduce en estados socioemocionales como indiferencia, depresión, ansiedad, así como agresiones entre pares, confrontación con docentes y personal directivo y situaciones como embarazos prematuros y adicciones que interpelan a la tarea directiva y rebasan lo que consideran pueden hacer frente a ello.

Los directores reconocen que las normas son un instrumento de regulación de la convivencia, pero advierten las dificultades que enfrentan para encarar la oposición de los estudiantes a cumplirlas, pues existe escaso apoyo de las familias en los asuntos escolares de sus hijos, o bien, los estudiantes no comprenden el daño a su imagen o desempeño escolar al no acatar la normatividad.

“El desequilibrio en la vida escolar se manifiesta en el trastocamiento de las relaciones interpersonales, en los estados socioemocionales de los integrantes de la comunidad escolar y en la inobservancia de las normas escolares”, señala.

Como resultado, los directores en servicio de educación media superior manifiestan dificultades para lograr una convivencia armónica entre los integrantes de la comunidad escolar debido a que los problemas sociales, familiares y de seguridad que viven los estudiantes repercuten en las relaciones interpersonales dentro del plantel, en el bienestar de estos y del personal docente, así como en la observancia de las normas escolares.

“La escuela y sus actores perciben desafíos y problemas que en apariencia tienen su origen fuera de sus muros, pero que se materializan en su interior en comportamientos o situaciones frente a los cuales no se disponen de condiciones, saberes y conocimientos para encararlos”.

AVC

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