El diputado local por Morena, Sergio Lenin Guzmán Ricárdez, dijo ayer que la permanencia de Verónica Hernández Giadáns al frente de la Fiscalía estatal, depende de que la “ratifique” la gobernadora electa Rocío Nahle. Y sus críticos se le fueron encima.
Algunos lo acusaron de ignorante y hubo quienes pusieron en duda su título de abogado (duda que yo también tengo) antes de corregirle la plana. “La Fiscalía es un ente autónomo”, le hicieron ver. Y en efecto así es, pero en el papel.
Desde que México es México, cada gobernador o presidente pone a su Fiscal (antes Procurador) y lo quita cuando así lo estima pertinente. Y Rocío Nahle no será la excepción.
Donde sí la regó y feo Guzmán Ricárdez, fue al afirmar algo que está a años luz de ser verdad. “Hasta donde vamos, el trabajo de la Fiscal ha sido bueno, creo que todos lo vemos. No es necesario cuestionar su labor que ha dado resultados muy claros”.
Futa…
¿A qué Fiscal se referiría el señor diputado?
Verónica Hernández y su Fiscalía están catalogadas como de lo peorcito que tiene el país en procuración de justicia. Lo único que la diferencia de sus colegas es que no la puso en esa dependencia el gobernador, sino el ex secretario de Gobierno, Eric Cisneros de quien fue su empleada.
En los cinco años que lleva como “abogada de los veracruzanos”, se ha dedicado a perseguirlos torciendo la ley con acusaciones falsas y los ha encerrado de manera ilegal y perversa.
Un caso cruel del que ella es directamente responsable, es el de Yuli Raquel, una joven que fue acusada injusta y falazmente de asesinato y condenada a 60 años de prisión, a pesar de que ninguno de los señalamientos en su contra pasó la prueba del ácido. Es decir, Hernández Giadáns la enterró en vida nomás por inicua que es.
Convertida en eficiente escudera del gobernador Cuitláhuac García, envió a prisión a cientos de opositores a los que acusó de ultrajes a la autoridad, un delito que por arbitrario fue retirado del Código Penal, pero que la señora utilizó con abusiva frecuencia.
En efecto, será Rocío Nahle quien la ratifique en el cargo o rectifique y le pida su renuncia. Y en caso de que esto último suceda ¿se irá a su casa así nomás como así?
A pesar de que el propio gobernador llegó a decir que su Fiscal está haciendo un trabajo de 10, lo cierto es que Verónica ha cometido delitos (algunos más graves que otros), que le pueden ocasionar algo más que un dolor de cabeza. Y ella debe saberlo.
Si la gobernadora electa la manda a su casa, la dejará a expensas de una jauría de hombres y mujeres resentidos que querrán cobrarle con cárcel los sus agravios que sufrieron.
Sin el apoyo de Cuitláhuac y de Eric Cisneros (del que se dice que anda buscando un país de África Central que no tenga tratado de extradición con México), ¿qué hará esta mujer que les sirvió con tanta fidelidad y obediencia?
Al parecer su suerte está echada.
Analistas políticos aseguran que está a un paso de que le pidan su renuncia y a dos de que las propias autoridades que la ayudaron a cometer sus tropelías, la lleven por el camino que conduce a Pacho Viejo.
¿Será?
Veremos.
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