Una muestra clara de que la acumulación de poder sin contrapesos, en los gobiernos, lo más probable es que desemboque en autoritarismo y represión, la tenemos en Veracruz.
Con el control aplastante los seis años en el Congreso local y avasallando como nunca antes a los magistrados del Poder Judicial, a cuyas presidentas del Tribunal Superior de Justicia les dieron el tratamiento público de empleadas menores, el Gobierno del Estado hizo y deshizo en todo Veracruz.
Cerrando la pinza con una Fiscalía respondiendo a los intereses del Ejecutivo, como siempre, pero esta vez más acentuada esa situación, y mal utilizando a la policía como pocas veces se ha visto, la represión estuvo en su apogeo.
Sin importar la ley, arrancaron el sexenio quitando al fiscal Winckler, lo que pocos criticaron dado que el fiscal se había ganado la antipatía de muchos, pero también tumbaron a alcaldes, encarcelaron a políticos, metieron miedo a aspirantes a cargos de elección popular y se ensañaron con la expresidenta del IVAI.
Primero los pobres y se gobierna con y para el pueblo, dice la 4T, pero aquí ha quedado claro el favorecimiento a grandes empresas.
Ahí está de ejemplo el caso armado para reprimir y encarcelar a cafetaleros que protestaban contra una fuerte empresa en Ixhuatlán del Café.
A la cárcel fueron a dar caficultores como Cirio Ruiz, con una trayectoria de décadas tan limpia en la lucha cafetalera como nunca la tuvieron ni la tendrán los que ahora se detentan como los representantes de la izquierda veracruzana.
Si no es porque, según trascendió en fuentes de Morena, al gobernador Cuitláhuac García se le fueron encima representantes de importantes grupos ligados a la 4T, exigiéndole con fuerza, en su despacho, la libertad de esos cafetaleros, seguramente estos seguirían presos solo por exigir, protestando pero pacíficamente, mejores precios para el grano aromático.
Ahora estalló el caso de los pobladores de Totalco y su lucha contra la contaminación de las Granjas Carroll, que los deja sin agua.
¿Qué hizo el Gobierno del Estado ante el reclamo de los campesinos?, los mandó a desalojar y golpear con la policía, mostrando una vez más que el diálogo no es lo suyo.
Solo que esta vez se les pasó la mano y asesinaron a dos personas, lo que enardeció no solo a los pobladores de esa zona de Perote sino a amplios sectores de Veracruz.
Ya se van quienes accedieron al poder por protestar por todo lo malo que hicieron funcionarios del pasado y que apenas llegaron al poder gobernaron igual o peor.
Que la próxima gobernadora Rocío Nahle se vea en ese espejo para que dentro de seis años no se vaya con los mismos reclamos y señalamientos.
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