Los primeros nombramientos que hizo Claudia Sheinbaum en su gabinete dejan claro que, por ningún motivo, serán figuras decorativas, sino todo lo contrario. Las tres mujeres y tres hombres podrían fácilmente actuar solos, sin consultar incluso a la presidenta.

Marcelo Ebrard (quien casi fue el candidato morenista), Juan Ramón de la Fuente y Alicia Bárcena son personajes fuertes, con gran presencia internacional, mientras que Rosaura Ruiz, Julio Berdegué y Ernestina Godoy, aunque en el papel pudieran ser mesurados, cuentan con amplio cartel.

Queda claro que ante tales nombramientos (y los que se avecinan), Sheinbaum dejará que su gabinete trabaje, proponga y actúe, por inteligencia propia y sólo con algunas directrices que ella considere. Ninguna y ninguno es por asomo improvisado, serán dueños y dueñas de sus secretarías.

¿Qué podemos pensar de los nombramientos que hasta el momento ha compartido Rocío Nahle?, ¿llevan la línea de los efectuados por Sheinbaum?, ¿son personas fuertes y reconocidas en sus ámbitos para (de verdad) ayudar a la gobernadora electa?

En teoría, Ricardo Ahued debería ser capaz de llevar la Secretaría de Gobierno (habrá que verlo trabajar); Ernesto Pérez Astorga tendría las credenciales para ayudar en Desarrollo Económico, siempre y cuando no se haya oxidado un poco en el senado.

El resto de los integrantes del gabinete nombrado hasta ahorita son una total incógnita en sus áreas, aunque el currículum pudiera respaldarlos, incluyendo a Claudia Tello en Educación o Rodrigo Calderón en Desarrollo Agropecuario.

¿Qué tanto campo de acción dará Nahle a aquellos elementos de su gabinete que a la distancia se observan tibios? En estricto sentido, los considera idóneos desde el momento en que decidió investirlos. Ojalá así sea, pues la mayoría hasta ahorita podría considerarse “de pronóstico reservado”, aunque de entrada se merezcan el beneficio de la duda.

Veremos qué ocurre.

X: @aaguirre_g