La frontera de México con Centroamérica también resentirá la restricción al asilo y la agilización de las deportaciones impuestas por Estados Unidos esta semana, pues activistas y migrantes temen un nuevo cuello de botella en la región, con miles de varados o retornados.

La nueva orden ejecutiva firmada el martes por el presidente estadounidense, Joe Biden, “entrega a la comunidad migrante al crimen organizado, a la violencia y a quedarse en México por unos meses”, advirtió Irineo Mujica Arzate, director de la organización Pueblos Sin Fronteras.

“Al mismo tiempo no están regresando a la comunidad migrante a sus países de origen, los avientan a un lugar peligroso como es la frontera norte, completamente cooptada por el crimen organizado“, expuso en una entrevista con EFE.

El activista atribuyó a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre próximo la nueva medida de Biden que permitirá deportar a quienes no superen estrictos estándares de asilo cuando se supere la cifra de 2 mil 500 detenciones diarias en la frontera durante un promedio de siete días.

Esto representará un caos para Tapachula, la mayor urbe en el límite de México con Guatemala, porque dentro de los próximos cuatro meses se espera el mayor flujo migratorio del año, según las tendencias históricas, que se sumará a los retornados desde Estados Unidos que el gobierno mexicano manda a la frontera sur.

“Estas medidas son inhumanas por cuestiones políticas o por lo que sea, sabemos que el presidente Joe Biden se encuentra en aprietos porque la población norteamericana está enfadada por la migración”, señaló.

La incertidumbre para los migrantes crece porque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha pedido a Estados Unidos que deporte “directo” a los indocumentados a sus países en lugar de a México, aunque ha prometido cooperar, incluso, con vuelos para retornarlos.

El mandatario negó que su gobierno endurezca las deportaciones por presiones de Estados Unidos tras una llamada que tuvo el martes con Biden, pero la migración interceptada por México se triplicó en el primer trimestre del año hasta un récord de casi 360 mil personas.

La noticia causa desánimo entre migrantes varados en Tapachula, donde ahora se debaten entre seguir el camino a pesar de todo o buscar una oportunidad en México.

“Muchos podrían renunciar al sueño americano y quedarse en México porque la complicación sería para las personas que se van a entregar a las autoridades estadounidenses”, contó a EFE el venezolano Manuel Navas.

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