La Autoridad de Tierras de Israel (ATI) informaron a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) que debe desalojar las instalaciones en su sede de Jerusalén en un plazo de 30 días, tras aprobar una demanda presentada por el ministro israelí de Vivienda, el ultraortodoxo Yitzhak Goldknopf.

En una carta enviada el martes a la UNRWA, la ATI escribió que la agencia le debe una suma de más de 27 millones de shekels (unos 7 millones de euros) por operar en tierras pertenecientes a Israel “sin consentimiento durante los últimos siete años”, informan medios hebreos.

La agencia, sin embargo, insistió en que no ha recibido ninguna comunicación oficial de las autoridades israelíes al respecto, y enmarcó el anuncio en una campaña israelí para “desmantelar” el organismo.

“La UNRWA es una agencia de Naciones Unidas que tiene un mandato de la Asamblea General de la ONU desde 1949 para hacer su trabajo. No nos iremos a ningún lado” dijo a EFE Jonathan Fowler, uno de los portavoces de la agencia.

El ministro Goldknopf informó de que la medida, que él mismo solicitó por primera vez en febrero a la ATI, había recibido luz verde del asesor legal de su ministerio.

Además, informó a la agencia de que está “obligada a detener de inmediato cualquier uso ilegal, destruir todo lo que haya construido en violación de la ley, desalojar el terreno de cualquier persona o artículo y devolverlo a la ATI dentro de los 30 días siguientes a la fecha de la carta”.

“Si usted no cumple, la ATI se reserva el derecho de responder con todos los medios legales, y usted tendrá que asumir los costos que ello conlleva. No se enviará otra advertencia”, añade la misiva.

Según la prensa israelí, la ATI hizo durante años la vista gorda ante la violación por parte de la UNRWA de los términos del acuerdo según los que arrendó la tierra, pero las cosas han cambiado a raíz de la guerra en la Franja de Gaza y la tesis israelí de que la agencia está infiltrada por Hamás y que varios de sus empleados participaron en los ataques del 7 de octubre.

De hecho, Goldknopf, líder del partido ultraortodoxo Judaísmo Unido de la Torá, acusó a la UNRWA de haber “actuado al servicio de Hamás e incluso participado en la brutal masacre del 7 de octubre”.

La UNRWA, creada para ocuparse de los refugiados palestinos que huyeron o fueron obligados a abandonar sus hogares durante la guerra de 1948 tras la creación del Estado de Israel, ha sido durante mucho tiempo objetivo de la hostilidad de las autoridades israelíes, y no oculta su intención de cerrarla.

Desde el inicio de la guerra en la Franja de Gaza, la agencia ha estado más aún en el punto de mira de Israel, que acusó a una decena de sus empleados de participar en los ataques de Hamás del 7 de octubre, y alega que más de dos centenares de su plantilla tienen vínculos con los islamistas.

En las últimas semanas, israelíes extremistas han atacado la sede de la UNRWA en Jerusalén, este ocupado en varias ocasiones, lo que obligó a la agencia a cerrar temporalmente su sede.

Estas acusaciones hicieron que muchos países donantes cortaran su financiamiento a la UNRWA el pasado enero, aunque la mayoría la han retomado ante la falta de pruebas concluyentes presentadas por Israel.

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