Cuando en el segundo debate Rocío Nahle dijo que iba 20 puntos arriba de Pepe Yunes y luego corrigió para decir que eran 30 los puntos de ventaja, pensé, ¿entonces qué hace debatiendo? De hecho, ¿qué hace recorriendo el estado con estos calorones que derriten hasta las suelas de los zapatos?
Quizá por eso le ganó la arrogancia y no quiso tomarse la foto con sus adversarios, como tampoco fue a la conferencia de prensa al final del debate. Simplemente salió del Word Trade Center, se subió a su Suburban y se alejó con su envidiable porcentaje.
En lo personal lector, es la primera vez en mi cascabelera existencia que sé de un candidato (en este caso candidata), que con 37 denuncias penales ante la Fiscalía General de la República y que además de ha convertido en un símbolo nacional de la corrupción, goce de tanta popularidad y aceptación entre la raza jarocha.
El problema es que esos 30 puntos no se ven ni los replican los universitarios, los maestros (ni siquiera los Maestros con Morena de Zenyazen Escobar), los campesinos, los empresarios, los obreros, los burócratas o las amas de casa, que tiene rato que voltearon a ver al candidato opositor José Francisco Yunes Zorrilla.
El slogan de primero los pobres que llevó a López Obrador a la Jefatura de Gobierno del DF y después a la presidencia de la República, está haciendo agua en Veracruz. Esto lo comento porque se supone que el voto seguro de Morena está en las comunidades marginadas, pero al parecer ya no es así.
El martes el Centla, Rocío Nahle juntó apenas a medio centenar de seguidores que le desinflaron el ánimo y ante los que se quejó de que los de enfrente mienten, difaman y distorsionan.
Pero ayer en Chontla le fue peor. Los organizadores habían calculado una asistencia de al menos mil 500 personas, pero media hora antes del mitin tuvieron que quitar 800 de las mil sillas que llevaron, porque apenas se juntaron 200 fieles a la causa.
La escasez de gente fue la gota que le derramó el coraje que cargaba desde horas antes, cuando vio un reportaje de Televisa donde la reportera Jennifer González, saca a la luz el rosario de multimillonarias corruptelas en la construcción de la refinería de Dos Bocas y Rocío es la principal señalada.
Y es en situaciones como ésta donde entra la duda.
¿Acaso una mujer de origen zacatecano que está acusada de doblar el costo de la refinería, de inflar cantidades, de beneficiar a amigos y familiares y que además es presunta dueña de varias propiedades que no puede justificar con sus ingresos, es la favorita de los veracruzanos para que los gobierne?
Lo que nadie se explica es cómo con una ventaja tan grande ande tan nerviosa e irascible. Porque vaya que truena mucho últimamente. Tampoco nadie se explica cómo es que el candidato que va abajo cargando a cuestas tan pesado porcentaje en su contra, sigue visitando municipios y cada día con más entusiasmo.
En 2018 por estas fechas, Pepe Yunes ya sabía que iba a perder y se le veía en el semblante. Si en efecto está en el hoyo, qué bien miente el peroteño al que no se le ha quitado la sonrisa prácticamente desde que comenzó la campaña.
Por donde se le mire esto no deja de ser una paradoja. Mientras el “seguro perdedor” sigue proponiendo y aglutinando adeptos, la “segura ganadora” anda que no la calienta ni el sol quejándose de que ha tenido que aguantar a una horda de machos, y diciendo a los cuatro vientos (quizá para creérselo ella misma) que lleva 30 puntos de ventaja.
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