Del ramillete de asesores que tiene Rocío Nahle, alguno debe saber los nombres de los 212 municipios veracruzanos y su manera de pronunciarlos; sobre todo, los que tienen raíces totonacas, huastecas, olmecas, chinantecas, mazatecas, nahuas, olutecas, otomíes, sayultecas, tepehuas, zoques o incluso castellanas.
Por lo anterior, nada le costará decirle a la señora: “Mira Chío, no se dice Suluama sino Ozuluama. Tampoco se dice Tuspan sino Tuxpan. No es Tepache sino Temapache, ni se dice Castillo yo te hallo, sino Castillo de Teayo”.
Un buen asesor debe untarle a su asesorada (o asesorado) un poco del barniz del municipio que va a visitar, a fin de que conozca algo de su historia y costumbres.
Casi todos los municipios veracruzanos tienen sitios emblemáticos, comida que los representa y hasta sus propios héroes. Por lo que es hasta una obligación del candidato o candidata conocerlos y referenciarlos en el lugar correspondiente. A los tuxpeños, por ejemplo, siempre les gustará escuchar de un político de renombre decir que Tuxpan es el “Puerto de los bellos atardeceres”, pero se van a sacar mucho de onda si lo escuchan declarar que es la “Cuna de la Revolución Mexicana” porque esto simplemente no es cierto.
Con Rocío así funcionan las cosas; da la impresión de que su campaña la está haciendo al trancazo y sin un plan preconcebido. Y en Yecuatla comenzó lo que parece será, un rosario de equivocaciones.
Dicen, a mi no me consta, que cuando llegó a ese municipio preguntó “¿Y aquí qué onda?”. Y uno de sus asesores que vio un par de vacas pastando por ahí, le dijo que era un municipio ganadero. Eso bastó para que Rocío se trepara al templete a prometer a sus habitantes que impulsará la ganadería y la industria pecuaria, cuando Yecuatla es eminentemente cafetalero.
Que un turista ignore que hay un lugar se llama José Azueta o que el estado tiene 212 municipios, vaya y pase. Pero que lo ignore una mujer que tiene viviendo 38 años en Veracruz y quiere gobernar la entidad, es simplemente imperdonable.
Este jueves fue a Atzalan a prometer que rehabilitará la carretera Tlalixcoyan- Atzalan, cuando el tramo a rehabilitar es el de Tlapacoyan-Atzalan. También fue a Tamiagua en lugar de ir a Tamiahua. Y en una de esas es capaz de decir que para quelites asados los de Tepetzintla y nada como el zacahuil de Zongolica; cuando los quelites se siembran, cosechan y se comen en Zongolica y el mejor zacahuil es el de Tepetzintla, (aunque el de Álamo no le va a la zaga).
Son muchos, demasiados los desbarres de esta mujer cuando aún no se cumple la primera semana de campaña. Y eso es grave, tanto que un colega me dijo con ácida sorna: “Si sigue así llegará el momento en que hasta sus más fieles seguidores digan: ‘Vamos al mitin a ver qué babosadas dice nuestra candidata’”.
O Rocío toma junto con sus asesores un curso intensivo sobre la cultura, historia, costumbres y problemas de Veracruz (y de paso lee la vida de los grandes corruptos que ha tenido la entidad y cómo libraron la cárcel), o va a tener algo más que serios problemas para ganar la gubernatura.
La zacatecana está lejos de ser como Vicente Fox al que sus dislates como candidato le agenciaban más adeptos. Su hosquedad, mal carácter, su nula empatía con los veracruzanos, sus promesas huecas y vanas que no convencen a quienes la escuchan y el sambenito de corrupta que carga, le están jugando una muy mala pasada.
Peligroso acercamiento
A media semana me dijeron que varios morenos están buscando un acercamiento con Pepe Yunes, para (textual me dijo mi fuente) “ponernos a sus órdenes y ofrecerle nuestros servicios”. Lo que no me extrañó ya que en todo proceso electoral las primeras en abandonar el barco a punto del naufragio son las ratas. Pero abrí los ojos como platos cuando me aseguraron que entre quienes buscan ese acercamiento estaría José Luis Peña Peña el esposo de Rocío Nahle. En lo personal no lo creo, pero ¿será?
bernardogup@nullhotmail.com
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