Las preferencias electorales pueden ser impredecibles y cambiar en unas semanas o de un momento a otro aunque pareciera prácticamente imposible. Uno de esos cambios lo vemos actualmente en Veracruz.
Morena en nuestra entidad tenía una fuerza aplastante que refrendó en las elecciones de 2021, cuando solo le dejó las sobras al PAN, PRI y PRD por cuanto hace a las diputaciones federales y locales, así como en lo referente a las alcaldías.
Con su base de seguidores ligados a los programas sociales, más los operativos que espantaron a candidatos e hicieron de las suyas el día de las votaciones pudieron arrollar y dar la impresión de que también ya estaban ganadas, muy anticipadamente, las elecciones de 2024.
Esa impresión se refrendó al haber, tras el proceso de 2021, una oposición no únicamente desarticulada, desanimada y aturdida, sino dividida. El año pasado aún estaban igual y Morena se sentía sin rival enfrente, tan era así que morenistas del nivel del entonces subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero; del secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco y del secretario de Educación, Zenyazen Escobar, entre otros, se sintieron con derecho y posibilidades de ser los sucesores de su jefe Cuitláhuac García, cuando la realidad finalmente estableció que solo uno pudo ser candidato uninominal a diputado y otro fue ubicado en un lejano lugar del listado plurinominal.
Actualmente la situación es distinta. Lo que parecía imposible en la oposición se dio, pues primero hubo consenso para postular a Pepe Yunes y después lograron salvar intereses partidistas y de grupos.
Hoy que han arrancado las campañas lo que se sabe de la intención del voto es que están cerradas las preferencias y que en los altos círculos de Morena existe preocupación porque su candidata Rocío Nahle ha dejado de crecer, debido a varios factores, como los yerros del gobierno de Cuitláhuac García, el último registrado en las Altas Montañas, con los incendios inicialmente desatendidos, luego mal combatidos y por último sin que el Gobernador vaya a la zona.
¿Qué eventualidades de importancia habrá, con repercusión en los resultados, en estos casi dos meses de campañas por la gubernatura?, eso nadie lo puede saber, pero ayer se dio uno, inesperado y espontáneo.
Lo ocurrido a Rocío Nahle en el café de Boca del Río, con los gritos de ¡fuera, fuera, fuera, fuera, fuera! a ningún candidato le había sucedido. Fue un terrible inicio de actividades en busca del voto. ¿Qué hacer para componer esa campaña de proselitismo?
Por lo demás, en Morena insistirán en apretar a alcaldes y grupos políticos para que respalden a sus candidatos, presionarán a los beneficiarios de los programas sociales e irán sobre los directivos de casillas. Policías y otros elementos de seguridad también tendrán su participación.
Y de aquí al 2 de junio veremos cómo salen a la luz pública otros escándalos, acusaciones, acarreos y traiciones, que no faltan en elecciones tan importantes como las que están en juego en Veracruz y todo el país.
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