Los incendios registrados en los municipios de Maltrata, Nogales, Huiloapan, Ciudad Mendoza y Soledad Atzompa, impactarán a largo plazo en la captación de agua para las cuencas de dicha región, refirió el director de la organización Senderos y Encuentros para un Desarrollo Autónomo Sustentable (Sendas) y representante de la sociedad civil en el Consejo Estatal Forestal, Tajín Fuentes Pangtay.
Lo anterior pues dijo que la recuperación de estas áreas afectadas será difícil pues no solo se trata de sembrar árboles sino de recuperar los suelos y esto podría tardar décadas.
“Perdemos la delgada cubierta de tierra fértil que tenemos y ya nos quedamos con áreas que son muy difícil de recuperarlas, no es solo sembrar los árboles sino todo un trabajo pata recuperar los suelos, es un trabajo de décadas”.
Indicó que los siniestros en alta montaña generan más daños en comparación de lo que ocurre en la planicie, con consecuencias a mediano y largo plazo.
“Los daños se hacen muy graves en el mediano y en el largo plazo; en el corto plazo, porque muere la cobertura vegetal y forestal, pero en el mediano y largo plazo toda esa cobertura forestal va a dejar de filtrar agua a nuestras cabeceras de cuenca”.
El defensor ambiental añadió que a la lenta recuperación de suelos se agrega el riesgo por erosión en caso que no se intervenga la porción devorada por las llamas.
“Aún haciendo el trabajo de intervención, unos 20 años-30 años, para empezar a recuperar esa cubierta orgánica de tierra”.
Esto implica un trabajo técnico de recuperación antes de la siembra de árboles, consistente en el acomodo de la madera quemada en curvas a nivel, para evitar el deslave de tierra en temporada de lluvias.
El activista añadió que los incendios en la montaña no son normales, y esto es consecuencia del cambio de clima en la actualidad al existir períodos más prolongados de sequía y la población vive el segundo o tercer año de nuevos récords de temperatura a nivel nacional y mundial.
Calificó la conjugación de cambios de clima de seco a caliente como “una bomba perfecta” y a lo cual añadió un tercer elemento: el social, aunado a las quemas agrícolas y pecuarias no controladas.
Añadió el elemento deliberado, esto es que los incendios son provocados y en muchos casos los culpables pueden promover permisos ante la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales para aprovechar la madera quemada.
“O bien gente de las comunidades que no están de acuerdo, por ejemplo, en la conservación de áreas de bosques porque las quieren usar para agropecuario y si estas incendian, pues se abre la oportunidad de usarlas”.
Agregó que el fuego no siempre es malo para un ecosistema, dado que dicho elemento es parte del ciclo de vida, e incluso existen semillas de árboles que requieren de un incendio para liberarse.
“La estadística te arroja un número global de superficie quemada, pero el tipo de incendio variable: hay incendios muy superficiales, afectan muy poco los árboles, pero no llegan incluso a matar los árboles y no toda la superficie incendiada es la catalogada de peor impacto”.
Sin embargo existen los incendios “devastadores” que afectan la superficie del suelo y arrasan por completo a los árboles, desde el suelo a la copa.
“Estamos en plena temporada (de incendio) y remarcar que está empezando la temporada crítica, todavía nos falta todo abril y buena parte de mayo antes que caigan las lluvias y es preocupante que antes ya tengamos la estadística”.
AVC
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