Hace un buen número de años que los sindicatos dejaron de ser una fuente de votos, pero partidos y candidatos hacen como que les creen y aún los buscan en época de elecciones.
En la mayoría de los casos los líderes prometen la aportación de miles de votos de sus agremiados, sin embargo la realidad muestra que no es así, pues ya no tienen control sobre cómo votan.
Solo en organizaciones tipo Antorcha Campesina, en donde la disciplina es férrea, el contacto con los afiliados es permanente y el favor otorgado es «cobrado» eternamente pueden más o menos asegurar determinada aportación de votos.
Sin embargo, en la gran mayoría de las agrupaciones ya no hay ningún control en ese sentido. La base puede ser obligada a asistir a un mitin, pero a la hora de votar lo hace como quiere.
Dos claros ejemplos de esto son el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
En ambos, los líderes, en los últimos tiempos le vendieron esperanzas al PRI y ahora hacen lo mismo con el Movimiento de Regeneración Nacional.
Morena, o en concreto su único líder, Andrés Manuel López Obrador, decidió tenerlos de aliados y los representantes sindicales aceptaron gustosos.
El STPRM, del que es dirigente el orizabeño Ricardo Aldana, está con Morena en una relación de conveniencia. Los líderes del comité nacional y seccionales no han sido tocados y en su mayoría pudieron reelegirse ya en tiempos de la 4T.
A cambio mantienen tranquilas las aguas en Petróleos Mexicanos, giraron hacia lo guinda y no le cobran, aún en contra de los intereses de sus más de 90 mil agremiados, la multimillonaria deuda que Pemex tiene con las secciones por las prestaciones de diversos servicios.
Pero de ahí a que puedan hacer votar a 90 mil petroleros a favor de los candidatos de Morena hay una gran diferencia.
Lo mismo sucede con el SNTE, gremio que desde arriba, con su secretario general Alfonso Cepeda, está arreglado con la 4T y ha ordenado a todas sus secciones, incluidas las 32 y 56 de Veracruz, que respalden a los morenistas.
Y ahí están los dirigentes locales tratando de hacer milagros con los maestros y personal administrativo y de apoyo, pero les cuesta trabajo, según se ve, pues espontáneamente acaban de reunirse miles hace una semana en Misantla, por la ceremonia luctuosa en honor a su exlíder Alfonso Arroyo Flores, y hace unos días, vía el Equipo Político, no pudieron llenar su auditorio, por la zona del Cerro Macuiltépec, para manifestar su apoyo en directo a la candidata a la gubernatura Rocío Nahle.
Podrán los dirigentes del SNTE hacer toda la labor posible entre su más de un millón de agremiados para favorecer a los candidatos de la 4T, pero de ahí a que eso signifique que los maestros, en masa, votarán por los guindas, hay también una gran diferencia.
Si los de Morena no lo creen, solo tienen que preguntarle a destacados priistas cuántos votos les dieron el SNTE y el STPRM, en Veracruz y el resto del país, en las últimas elecciones, cuando aún tenían el poder.
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