Las revistas satíricas, donde germinó la ideología de la Revolución mexicana, tuvieron como fuente de inspiración publicaciones francesas que prendieron la mecha del cañón que puso fin a la monarquía en Francia, en el siglo XIX.
Esa es una de las múltiples lecturas que ofrece la exposición Caricatura y Revolución: Los Flores Magón y las revistas satíricas de combate, que abrió sus puertas al público el fin de semana en el Museo del Estanquillo Colecciones Carlos Monsiváis.
Curada por Rafael Barajas “El Fisgón”, la exposición está integrada por 504 piezas, entre litografías, grabados en metal, dibujos, fotografías y libros, que ofrecen un amplio recorrido por los antecedentes de revistas mexicanas de finales del siglo XIX y principios del XX, como El Hijo del Ahuizote, El Colmillo Público y El Ahuizote Jacobino, cuyas páginas atizaron el pensamiento revolucionario.
“La primera revista mexicana que publicó caricaturas políticas con consistencia es una que se llama El Telégrafo, que sale en 1852. Es una revista cuyo director es Alfredo Bablot, que es un francés y obviamente conocía las revistas de caricatura francesas. Le pide a un caricaturista mexicano que las tropical ice”, comentó “El Fisgón” durante el recorrido a medios al mostrar ejemplos de esa revista mexicana que tenía como dibujante a Herculano Méndez.
Esas imágenes permiten ver los pastiches que Méndez hizo de caricaturas publicadas años antes en las revistas francesa La Caricature y Le Charivari, ambas creadas por el caricaturista y litógrafo Charles Philipon cuyos dibujos desfiguraron la imagen y el reinado de Luis Felipe I de Francia, el último rey galo.
La revista francesa que retrató a los miserables
Le Charivari, refirió el curador, fue una de las revistas más influyentes de su época y que estableció la tesis de que “los artistas pueden ser la vanguardia de la transformación de la sociedad”. Esa publicación que se publicó entre 1832 y 1937 reunió a grandes plumas de la época, como Honoré Daumier, Henry Monnier, Gustave Doré, quienes retrataban las miserias de la sociedad francesa y los abusos de poder:
“Daumier se inventó un personaje, que era un burgués que estafaba a la gente, pero si se fijan en la silueta del personaje, que hacían llamar Robert Macaire, es la misma de Luis Felipe. Es una metáfora. La revista se centra sobre todo en la crítica social; en el momento en el que Eugenio Sue escribe Los misterios de París y Víctor Hugo Los miserables son los dibujantes de estas revistas los que retratan las miserias de esta sociedad”.
“¿Y esto qué chingados tiene que ver con El Hijo del Ahuizote? Todo porque el ejemplo de Le Charivari empieza a cundir en todo el mundo.
En España, en Italia, en Inglaterra, en Argentina incluso, surgen revistas de caricatura política y este ejemplo va a llegar a México”, añadió el caricaturista.
En México, otra publicación que imitó a esta revista francesa fue La Orquesta, fundada en 1861 por Constantino Escalante, considerado el padre de la caricatura política en México.
De acuerdo con el curador es a partir de esta publicación cuando la caricatura mexicana empieza a jugar un papel crucial dentro del debate político nacional:
“La Orquesta surge en 1861, en pleno pleito entre liberales y conservadores, se inserta en el pleito de la prensa de combate y se funda la caricatura mexicana de combate; junto con la canción política es una de las principales herramientas de propaganda política del bando liberal en contra de los conservadores. Una parte importante de la resistencia contra el Segundo Imperio se hizo en los periódicos de caricatura mexicana y ahí es donde se convierte en un referente importante dentro del debate político nacional”, comentó.
El poder de los dibujos en El Hijo del Ahuizote
Años más tarde, esa tradición de caricaturas de combate contribuyó al sentimiento anti porfirista que alimentó el levantamiento armado de principios del siglo XX en el país. Y en ese juego ideológico fueron cruciales los dibujos publicados en revistas como El Hijo del Ahuizote, El Colmillo Público y El Ahuizote Jacobino, pues mientras los bolcheviques encontraron en los escritos de Karl Marx y Friedrich Engels las ideas que alimentaron su revolución, en México, los revolucionarios fueron influenciados por las revistas satíricas, planteó Rafael Barajas.
“Este es un material de importancia histórica, no sólo para México sino para el mundo porque te habla de cómo se consolida la primera revolución social del planeta. La Constitución Mexicana de 1917 es la primera que consagra los derechos sociales, es decir, la jornada laboral de ocho horas, el salario mínimo, derecho a vacaciones, el reparto agrario. Meses después de que se aprueba, los bolcheviques en Rusia aprueban una Constitución con derechos similares”.
“El tema de fondo es lo que leían los bolcheviques eran escritos de Marx, de Engels, de Lenin, de Trotsky, de Rosa Luxemburgo. ¿Los revolucionarios mexicanos qué leían? Leían El Hijo del Ahuizote y El Colmillo Público. ¿Cómo te explicas que de revistas de caricaturas hayan surgido conclusiones tan similares en puntos tan distintos del globo? Te lo explicas, entre otras cosas, por la capacidad que tienen las imágenes de contener ideas”, añadió.
La exposición, montada en dos salas del museo, pone énfasis en los antecedentes de la caricatura de combate, pero también deja claro que se trata de una tradición que sigue viva hasta nuestros días.
“Lo ves en la prensa de derecha, en la de izquierda. Esa tradición de gráfica política siguió viva, se expresa en los muralistas mexicanos, en el Taller de la Gráfica Popular, en las publicaciones de caricaturas de Alberto Beltrán, como Ahí va el golpe, El coyote emplumado, y siguieron vivas en las historietas de Rius, en las caricaturas de Rogelio Naranjo y Helio Flores”, comentó el curador
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