Dante Delgado, dirigente de Movimiento Ciudadano, exhibió su cara más intolerante en la entrevista con Azucena Uresti, de Radio Fórmula.

Los más de 20 minutos que el medio dedicó a Delgado Rannauro sólo sirvieron para mostrar que la única voz que escucha el ex gobernador veracruzano es la suya propia, ninguna más, y prácticamente no aceptó preguntas.

Fue un monólogo que ignoró en todo momento los intentos de la periodista por preguntar, cuestionar y articular una entrevista de interés.

Esa fama, la de un sujeto intolerante es la que la cultivado el senador Delgado en los últimos años.

Para muestra habría que recordar la escena en la que un Dante Delgado candidato grita y manotea cuando un automovilista rechaza la propaganda de su partido en las elecciones estatales de 2010. “¿Qué, no te pareció, pendejo?”, grita el abanderado de Convergencia al conductor de una camioneta Nissan color blanco, que con la bocina protestaba por la interrupción del flujo vehicular, provocada por la distribución del material publicitario del ex gobernador, quien parecía más porro bravucón que candidato.

Como político veterano, Dante Delgado debería entender que una actitud así, aparentemente irascible, intolerante y hasta colérica no provoca identificación con los ciudadanos; aleja, en vez de acercar.

Al dirigente de MC parece que le tocaron las fibras más sensibles cuando le cuestionaron sobre el enfrentamiento registrado en Nuevo León y sobre la decisión del Congreso local de nombrar a un gobernador sustituto.

Dice que la verdadera competencia política de cara a 2024 se registrará entre Morena y MC; y plantea que el partido naranja es la verdadera oposición en México. Sin embargo, se observa poco probable que su partido pueda asumir un verdadero protagonismo y presentar una candidatura competitiva en 2024.

Al margen de las encuestas difundidas hasta hoy, los números de los más recientes procesos electorales indican que MC lleva un camino complicado en la sucesión de 2024: en las elecciones intermedias de 2021 (el único antecedente de una elección federal en la que el partido naranja ha participado sin alianzas) esta fuerza política apenas superó el 7 por ciento de los votos; cuarto lugar.

Ese mismo año, 2021, en el proceso local electoral de Veracruz para elegir diputados, MC ocupó la misma posición; y prácticamente el mismo porcentaje de sufragios: 7.1. En la contienda para renovar ayuntamientos el partido naranja logró 18 triunfos de 212 municipios en disputa, con el 8.3 por ciento de los votos totales.

Antes de 2021 este partido no había participado en solitario en alguna elección presidencial; y se observa muy complicado que al menos duplique su máximo porcentaje histórico para ser verdaderamente competitivo tanto en la sucesión federal como en los comicios veracruzanos.

Por otra parte, los únicos dos estados donde el MC tiene su base electoral, Nuevo León y Jalisco, parecen insuficientes para significar una diferencia que le permita a MC soñar con la presidencia. En cuanto a Veracruz, 2024 será la segunda experiencia de este esta fuerza política en una contienda por la gubernatura; en la primera, 2016, su candidato –Armando Méndez de la Luz– terminó desfondado, en el lugar 6 de 7 candidatos, con menos de 40 mil votos, un millón menos que el primer lugar de dicha contienda.

@luisromero85