No existe (hasta el momento) algún trabajo estadístico serio que coloque a José Yunes con posibilidad de ganar la gubernatura. Si bien es cierto aún falta mucho por recorrer (incluso la campaña formal), la misión para el actual diputado federal se antoja tan difícil como vencer en la federal a Sheinbaum.
El peroteño no sólo debe luchar contra el morenismo en el estado, sino contra varios de sus propios “aliados”. Curiosamente, en este momento, el único que se encuentra “del lado” de Pepe Yunes es Cuitláhuac García, el flanco más débil de la coraza que cubre a Rocío Nahle.
La primera ruta de Pepe Yunes (mientras trabaja en subsanar los roces al interior de su alianza), debería ser la de cuestionar lo hecho (o deshecho) por el gobernador García; lanzarse sobre su impopularidad, sobre sus desatinos y el mal desempeño de algunos en su equipo de trabajo.
La verdad de las cosas es que José Yunes se sacó “la rifa del tigre”, pues ganar en Veracruz se antoja imposible, no porque Nahle sea invencible, sino porque “nunca antes” el PRI había transitado por tan obscura época, y porque “nunca antes” el PAN estatal había mostrado algunas fracturas.
José Yunes debería evitar mostrarse afín a los pensamientos de Alejandro Moreno, su líder en el partido, pues buena parte del priísmo y del “no príismo” en el país lo ve con ojos desconfiados, y el legislador requiere votos fuera del tricolor para competir con Nahle.
La mayoría de los que no ganaron la candidatura opositora se quedarán con algo: una diputación pluri, una senaduría, una dirigencia, pero no así para Pepe Yunes si la suerte no le favorece, mismo caso de Xóchitl Gálvez.
Veremos qué pasa.
X: @aaguirre_g