La Neuregulina-1 (Nrg1) desempeña una función esencial en la transformación del corazón desde una estructura delicada hasta un órgano fuerte y palpitante
Una investigación dirigida por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha descubierto el papel vital de una proteína, la Neuregulina-1 (Nrg1), que viene a funcionar como una “mano guía” que moldea la arquitectura del corazón, haciendo que evolucione desde una estructura delicada a un órgano fuerte y palpitante.
El estudio, que publica este viernes la revista Circulation Research, desvela por primera vez las vías a través de las cuales se forma el corazón humano y ofrece pistas esenciales para futuros avances médicos para quienes padecen enfermedades cardiovasculares.
El corazón es el motor del cuerpo humano, y para funcionar de forma correcta depende de partes especializadas, entre las cuales están los ventrículos, las cámaras responsables de los latidos rítmicos, que desempeñan un papel crucial en bombear sangre a lo largo de toda la vida de un ser humano.
Hasta ahora, la evolución de los ventrículos desde finas capas llamadas trabéculas hasta su crecimiento y consolidación como estructuras capaces de mantener el latido del corazón era un misterio para los científicos.
Las trabéculas “son como el andamiaje del corazón, proporcionan soporte a medida que crecen, por eso comprender cómo evolucionan estas estructuras hacia ventrículos maduros es fundamental para la medicina cardiovascular regenerativa”, indica el investigador Joaquín Grego-Bessa, autor principal del estudio, en un comunicado.
Para resolver este misterio, los investigadores del CNIC realizaron experimentos utilizando técnicas avanzadas de imagen, análisis genético y estudios bioquímicos en ratones.
Mientras manipulaban los niveles de proteína Nrg1, específicamente en las células cardíacas, observaron patrones sorprendentes: “Los experimentos demostraron que Neuregulina-1 actúa como una especie de director de orquesta que coordina una sinfonía de eventos dentro de las células cardíacas”, explica otro de los autores, el investigador Donal MacGrogan.
La Nrg1 “influye en la forma en que las células cardíacas se dividen y forman trabéculas, asegurando que crezcan en la dirección correcta”, subraya MacGrogan.
El investigador agrega que “cuando se alteraron los niveles de Nrg1, las células cardíacas se comportaron de manera diferente, lo que causa irregularidades en su estructura y función. Estos cambios son similares a un tropiezo en el proceso de crecimiento del corazón, lo que podría provocar problemas cardíacos en esa persona en el futuro”.
No obstante, los intrincados mecanismos mediante los cuales Nrg1 opera y su papel en la maduración de las paredes del corazón siguen siendo un enigma sobre el que habrá que seguir investigando, coinciden los investigadores.
“Al comprender estos procesos fundamentales, los científicos damos un paso más para resolver los misterios del corazón humano, y para promover corazones más saludables”. ha señalado el doctor José Luis de la Pompa, jefe del Laboratorio de Señalización Intercelular en el Desarrollo y la Enfermedad Cardiovascular en el CNIC.
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