Una comparación de 27 robots humanoides con humanos concluye que, si bien los robots tienen mejores componentes, todavía no alcanzan nuestros logros. Sin embargo, las máquinas se están poniendo al día.
Es la conclusión de la investigación elaborada por Robert Riener, profesor de Sistemas Sensoriales a Motor en ETH Zurich que se publica en la revista de robótica Frontiers in Robotics and AI.
El primer desafío científico fue desarrollar criterios que permitieran una comparación significativa entre humanos y máquinas. Un robot industrial que pinta carrocerías en una línea de producción lo hace más rápido, durante más tiempo y con mayor precisión que un humano. Está especialmente desarrollado para esto pero tampoco tiene otras capacidades.
Por eso Riener excluyó a este tipo de robots del estudio: “Los seres humanos configuramos nuestro entorno según nuestros criterios y necesidades. Para que los robots nos apoyen de manera significativa, deben trabajar en este entorno creado por el hombre. Por lo tanto, llegamos rápidamente a robots que son similares a los humanos, al menos anatómicamente”. Por este motivo, Riener examinó exclusivamente robots humanoides para su estudio e integró 27 ejemplares relevantes en su investigación.
Sin embargo, los investigadores también definieron ciertos criterios de selección dentro de este tipo de robot. “Por ejemplo, para un robot que tiene ruedas en lugar de piernas, sería bastante fácil rodar más rápido de lo que puede correr un humano, pero no queríamos comparar manzanas con peras”, explica Riener en un comunicado. Por lo tanto, sólo se seleccionaron aquellos robots que tuvieran dos o cuatro patas para que también pudieran subir escaleras. También necesitan tener una figura esbelta para poder pasar por puertas, y una cierta altura (al menos 50 cm) con brazos y manos (o extensible con brazos y manos) para que también puedan coger objetos de una bandeja o estantería. Para poder trabajar con las personas y apoyarlas, éstas también deben ser silenciosas y no emitir emisiones de escape.
El primer resultado sorprendió incluso al investigador: si se comparan los componentes individuales de las máquinas y los humanos, como micrófonos con oídos, cámaras con ojos o sistemas de accionamiento con músculos, los componentes técnicos siempre obtienen mejores resultados en términos de propiedades sensoriomotoras clave. Hoy en día se utilizan, por ejemplo, fibras de carbono, que son más duras que los huesos. Si dejamos de lado otras propiedades del hueso humano, como el hecho de que es autocurativo, la solución técnica es claramente superior en términos de características mecánicas.
Lo desconcertante, como explica el profesor de la ETH, es lo siguiente: “La pregunta que surge es por qué hoy no podemos construir un robot a partir de estos componentes de alta calidad que tenga mejores poderes de movimiento y percepción que los humanos”.
Esto lleva al segundo resultado de este amplio estudio: si consideramos las actividades que se pide a los humanos y a las máquinas que realicen, los humanos son generalmente superiores a los robots. Aunque los robots humanoides también son capaces de caminar y correr, si ajustamos la velocidad de caminar o correr en relación con las dimensiones del cuerpo, el peso o el consumo de energía, la mayoría de los robots ya no son capaces de seguir el ritmo. Los humanos también superan significativamente a los robots en términos de resistencia versus tiempo de funcionamiento.
Los robots se benefician de su precisión para determinadas funciones. “Por ejemplo, al mantener el equilibrio sobre una pierna, los robots pueden soportar fácilmente sus articulaciones, mientras que los humanos tienden a tambalearse un poco, lo que cuesta considerablemente más energía. Los robots también pueden reconocer con precisión los ángulos de sus articulaciones y repetir movimientos con mucha precisión, lo cual es bastante impresionante y recuerda un poco a Karate Kid”, dice Robert Riener.
Los resultados son más variados para otra función de movimiento: recoger objetos: si bien los robots pueden recoger objetos extremadamente rápido, todavía no son capaces de superarnos en cuanto a nuestros diferentes movimientos de las manos y las habilidades de manipulación de nuestros dedos. Y otra debilidad de los robots surge con respecto a diversos movimientos como nadar, gatear y saltar, ya que sólo son capaces de realizar algunos de estos movimientos. Por el contrario, la mayoría de los humanos son fácilmente capaces de realizar y combinar varios de estos movimientos. El nuevo estudio cita el fútbol como ejemplo de ello: las máquinas todavía están lejos de driblar, cabecear o analizar e interpretar la estrategia de los demás jugadores.
Por lo tanto, ¿los robots humanoides actuales siguen siendo sólo un truco? “No, los avances de la robótica en los últimos años son increíbles. Deseamos tener robots a nuestro alrededor para que puedan ayudarnos en tareas difíciles o peligrosas. Sin embargo, nuestros entornos creados por el hombre son muy complejos y, por lo tanto, no es tan fácil para los robots funcionar aquí de forma autónoma y sin errores. Sin embargo, estoy seguro de que con los potentes componentes técnicos disponibles pronto podremos construir robots más inteligentes que sean capaces de interactuar mejor con nosotros, los humanos”, afirma Riener.
Un siguiente paso importante, según Riener, es profundizar en la ingeniería de sistemas y la tecnología de control automático para combinar mejor los potentes componentes existentes.
Entonces sería posible su utilización, por ejemplo, en la asistencia domiciliaria y de ancianos, en la industria de la construcción o en el hogar, es decir, allí donde se necesita urgentemente apoyo para aliviar al personal y ayudar a las personas con movilidad reducida, por ejemplo, dijo.
europapress.es