Miles de palestinos huyeron al sur de la Franja de Gaza a pie, llevando solo lo que podían cargar, tras quedarse sin alimentos y agua, dijo una agencia de Naciones Unidas el miércoles, mientras Israel indicó que sus tropas combaten a los insurgentes de Hamás en el interior de la ciudad.

Más del 70% de los 2.3 millones de habitantes del asediado enclave dejaron sus hogares, pero el creciente número de personas que se marchan hacia el sur apuntan a una situación totalmente desesperada dentro y en las afueras de la mayor ciudad del territorio, azotada por los intensos bombardeos israelíes.

La guerra causada por la letal incursión de Hamás en territorio israelí el 7 de octubre entró en su segundo mes y la situación humanitaria es cada vez más complicada en la Franja y sin un final a la vista.

Israel afirma que su guerra para poner fin al mandato de Hamás y aplastar sus capacidades militares será larga y difícil, y que mantendrá algún tipo de control sobre el enclave de forma indefinida.

El respaldo a la guerra sigue siendo fuerte dentro de Israel, donde la atención se centra en la situación de los más de 240 rehenes tomados por Hamás y otros grupos insurgentes.

Unas 15 mil personas huyeron del norte de Gaza el martes —el triple que el lunes— de acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU. Utilizan la principal autopista que une el norte y el sur del enclave durante el plazo de cuatro horas diarias anunciado por Israel.

Entre quienes se marchan hay niños, ancianos y discapacitados, y la mayoría llevan pertenencias mínimas, dijo la agencia. Algunos dicen que tuvieron que cruzar puestos de control israelíes, donde vieron cómo detenían a personas, mientras que otros levantaban las manos e izaban banderas blancas al pasar junto a los tanques israelíes.

Los residentes reportaron fuertes explosiones durante toda la madrugada del miércoles en la ciudad de Gaza y en el campo de refugiados de Shati, que alberga a familias palestinas que huyeron o fueron expulsadas de lo que hoy es Israel durante la guerra de los Seis Días de 1948, que rodeó al establecimiento del país.

“Los bombardeos son intensos y están cerca”, indicó Mohamed Abed, quien vive en el vecindario de Sheikh Radwan de la ciudad. La gente de su entorno entró en pánico el martes en la noche cuando se enteró de que las fuerzas terrestres israelíes estaban en el interior de la ciudad, agregó.

El Ejército dijo que mató a uno de los principales desarrolladores de proyectiles y otras armas de Hamás, pero no detalló dónde. El grupo insurgente niega que las tropas rivales hayan logrado avances significativos o entrado a la ciudad. No se pudo verificar de forma independiente los reportes de ninguno de los dos bandos.

Israel señaló que está centrando sus operaciones en la ciudad de Gaza, donde antes de la guerra vivían 650 mil personas y, donde según el Ejército israelí, Hamás tiene su centro de mando y un vasto laberinto de túneles. En las últimas semanas, cientos de miles de personas siguieron las órdenes israelíes de abandonar el norte para irse al sur, aunque bombardea frecuentemente lo que califica de objetivos insurgentes en esa zona, a menudo matando a civiles.

Decenas de miles de palestinos siguen en el norte y muchos se han refugiado en hospitales o escuelas de la ONU. En esa zona no hay agua corriente desde hace semanas, y la agencia de organización reportó que las últimas panaderías cerraron el martes por falta de combustible, agua y harina.

Los hospitales no tienen suministros y realizan operaciones —incluyendo amputaciones— sin anestesia, agregó la agencia.

Majed Haroun, quien vive en la ciudad de Gaza, contó que las mujeres y los niños van puerta por puerta pidiendo comida mientras que los que están en refugios dependen de las donaciones locales.

“Deberían permitir la ayuda para esos niños“, manifestó.

Ameer Ghalban, quien empujaba la silla de ruedas de un familiar mayor por la principal carretera de Gaza junto a otras personas que huían al sur, dijo que habían sobrevivido con una pieza de pan al día durante los últimos tres.

“La mayoría de la gente ha abandonado su tierra porque el asedio es absoluto en Gaza. No tenemos agua, ni electricidad, ni harina”, afirmó.

La situación no es mucho mejor en el sur, donde cientos de miles de desplazados se hacinan en escuelas y otras instalaciones gestionadas por la ONU. En un refugio saturado, 600 personas comparten un retrete, apuntó la oficina de la institución.

Un mes de incesantes bombardeos israelíes sobre Gaza ha dejado más de 10 mil 300 palestinos muertos —de los cuales dos tercios son mujeres y niños— de acuerdo con el Ministerio de Salud del territorio palestino gobernado por Hamás, cuyas cifras han superado el escrutinio tras guerras anteriores.

Se cree que otras 2 mil 300 personas están sepultadas bajo los escombros de los edificios destruidos por bombas que arrasaron cuadras enteras.

Las milicias de Hamás mataron a mil 400 personas durante el asalto del 7 de octubre que dio inicio a la guerra y capturaron a 242 personas como rehenes. Israel dijo que 31 de sus soldados murieron en Gaza desde el inicio de la ofensiva terrestre y los insurgentes palestinos siguen disparando proyectiles hacia territorio israelí a diario.

Latinus

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