La candidata siempre fue Rocío Nahle. El Presidente engañó a todos con la verdad.
Rocío Nahle será la candidata de Morena al gobierno de Veracruz porque así lo decidió el Presidente. La zacatecana no es la candidata de Cuitláhuac, es la candidata de López Obrador. El gobernador no desobedeció al presidente, solamente cumplió con sus instrucciones. Nunca hubo plan B, siempre fue Rocío Nahle. ¿Qué parte no han entendido el resto de los suspirantes?
Ni Manuel Huerta ni Sergio Gutiérrez quedaron fuera de la encuesta el jueves pasado a manos del Consejo Estatal. Estaban fuera desde que el año pasado eligieron a esos consejeros mediante una operación orquestada desde el palacio de gobierno, que incluyó acarreo, compra de votos e imposición de funcionarios públicos como consejeros.
La elección de Esteban Ramírez Zepeta como dirigente estatal de Morena fue el aviso de lo que estaba por venir. Tanto Huerta como Gutiérrez estaban fuera de la competencia desde julio del año pasado. Volvieron a vivir en carne propia, desde su propio partido, lo que tanto habían rechazado: la elección de Estado.
Por eso las estructuras territoriales desde bienestar, los recorridos a lo largo del estado aprovechando la presidencia de la Cámara de Diputados, las redes sociales, los encuentros con medios, todos resultaron esfuerzos inútiles frente a la voluntad del Presidente.
Desde hace seis años, cuando andaba en campaña para senadora de la república, Rocío Nahle sabía que sería la candidata a suceder Cuitláhuac García. Y el proyecto implicaba que pasaría por la Secretaría de Energía para cumplir el capricho de construir una nueva refinería.
Manuel Huerta y Sergio Gutiérrez lo sabían. Todos sus proyectos estuvieron encaminados a convencer al Presidente de que podrían ser una alternativa. Por eso las 200 mil firmas de simpatizantes de Manuel, por eso el cabildeo de Sergio con sus amigos Adán Augusto y Alfonso Durazo.
Pero AMLO nunca cambio de opinión. Por eso, el jueves pasado ninguno de los dos tuvo espacio en la lista de aspirantes; tampoco lo tuvieron el sábado durante el Consejo Nacional. Hoy están a la espera del milagro.
La encuesta: están todos los que son y son todos los que están
La elección de Rocío Nahle, Zenyazen Escobar, Eric Cisneros y Claudia Tello no fue una sorpresa para nadie. Ahora la competencia se reduce a dos: Rocío Nahle contra Eric Cisneros. Lo demás es escenografía.
Los votos ya estaban amarrados desde meses atrás. Acaso la sorpresa fue el trato despectivo que terminaron recibiendo Sergio Gutiérrez y Mónica Robles, quienes sólo alcanzaron un voto de 188 consejeros. Fue una venganza desde palacio de gobierno para quienes son considerados sus adversarios internos. Cobrarán facturas.
Pero, ¿qué papel juegan los cuatros aspirantes a la candidatura?
Rocío Nahle es la candidata oficial. Sus pecados de corrupción e ineficiencia al frente de la Secretaría de Energía en nada mermaron sus aspiraciones y la lealtad al presidente. El fuego amigo sólo calentó el proceso interno, pero nunca puso en riesgo su candidatura.
La operación hecha desde palacio de gobierno fue un juego de niños. Los votos los tenían amarrados desde que ganaron el Consejo estatal y la dirigencia del partido hace más de un año.
Zenyazen jugó un papel estratégico. Su lugar en la encuesta fue sólo para que no hubiera espacio para Manuel Huerta y Sergio Gutiérrez. Lo lograron. Ahora es el proyecto del gobernador, no para sucederlo sino para atajar al caballo negro Eric Cisneros.
El propio secretario de educación ha dicho que su interés es el Senado y no el gobierno de Veracruz. Para eso hay tiempo. Desde hace algunas semanas, junto con el diputado Gómez Cazarín, el Secretario de Finanzas, José Luis Lima, entre otros, declinó a favor de la zacatecana.
Las cartas están echadas. Si el eventual segundo lugar declina, no habrá espacios para la inconformidad del tercero. Zenyazen será recompensando por el papel que está jugando a favor de Rocío Nahle y en contra de sus adversarios.
Eric Cisneros es el único y verdadero competidor de Rocío Nahle. Tiene una estructura real, la operación de funcionarios estratégicos al más alto nivel y el apoyo de decenas de alcaldes en todas las regiones del estado. Está dispuesto a competir, en todos los frentes, hasta el final.
El problema es que echar de la contienda a Eric Cisneros será mucho más complicado que hacerlo con Huerta y Rodríguez. Al todavía Secretario de Gobierno no lo bajaron de la contienda ni el Presidente López Obrador ni el gobernador, quien en su momento anunció que Cisneros declinaría a su aspiración.
Si el gobernador mintió respecto de Cisneros o Cisneros efectivamente engañó al gobernador, eso es lo de menos. Hoy Eric Cisneros estará en la encuesta para elegir al candidato. Y su equipo está trabajando 24 horas para lograr su objetivo.
Cisneros no es el candidato del Gobernador. Pero sabe muchas cosas que han pasado en este gobierno. Cuenta con información suficiente de los principales actores políticos como para echarles a perder la fiesta. Eso lo hace poderoso, peligroso y, en todo caso, un actor preponderante en la decisión final.
Por supuesto, Eric Cisneros no está por encima de la fuerza políticas del Presidente. Tampoco de su voluntad. Pero ya logró el primer objetivo: estar en la encuesta para negociar desde una posición privilegiada, algo que no pudieron hacer los poderosísimos Manuel Huerta y Sergio Gutiérrez.
Por último, Claudia Tello es la candidata ornamental. No es un tema de misoginia sino del papel que representa en este momento.
Manuel Huerta enfurece y salpica a todos
Un día después de entregar el cargo como delegado federal de los programas para el bienestar, Manuel Huerta salió a la calle a hacer lo que mejor sabe: la movilización social opositora, sólo que ahora contra sus propias huestes.
Ayer, durante una entrevista de banqueta, salpicó a todos. Acusó que la razón por la que lo excluyen es el miedo que tienen a que les quitemos privilegios, a que les quitemos la ruta de corrupción que existe. ¿A quién se refiere? ¿A Rocío Nahle, al Gobernador, a Eleazar Guerrero, a la burguesía del palacio?
¿A qué privilegios se refiere? ¿Cuál es la corrupción que acusa? ¿En la Secretaría de Energía o en el gobierno del estado? ¿Por qué no la mencionó antes? ¿Sus argumentos se sustentan en datos duros o en el despecho?
“Los que me excluyeron me hicieron un favor; la gente se dará cuenta que no somos iguales”, les escupió a los cuitlahuistas.
Curioso porque cuando el Presidente López Obrador usa esa frase es para referirse a los priistas, al panismo, a los empresarios, a los medios de comunicación, es decir, a sus adversarios. Ahora Huerta ha puesto al morenismo veracruzano del lado de los malos, endilgándole los mismos adjetivos.
Huerta no está muerto. Les va a dar muchos dolores de cabeza.
La ratonera
Esta semana viene Claudia Sheinbaum a Veracruz a intentar sanar heridas. El problema es que son profundas y aún borbotean rencor y enojo. Ya lo dijo Mario Delgado: es tiempo de buitres.