“Soy el chico al que le pagan por no hacer nada”, dice Shoji Morimoto, un joven que se alquila para acompañar personas; sin embargo, la gente considera que su labor es muy importante: “Él está aportando lo más valioso que tiene una persona y es su tiempo”.
Shoji Morimoto es un joven japonés que inició este empleo de acompañante de personas como un experimento y ahora se dedica de tiempo completo a hacerlo. Su incapacidad para ser una persona sociable lo llevó a intentar emplearse en “no hacer nada”.
De acuerdo con Shoji, él nunca inicia una conversación o muestra interés por saber algún tipo de información específica de la persona que lo contrata. Solo se presenta, escucha y acompaña.
Una persona contrató a Shoji para estar en una cafetería que abrió recientemente y que aún no tenía clientes, por lo que la labor de Shoji en este caso fue quitar el ambiente desierto que tenía el lugar. Pero lo que buscan principalmente las personas al contratar este servicioes compañía para visitar ciertos lugares a los que les resulta ir solos, mencionó. “Necesitan alguien con quien ir”.
Otra forma en la que las personas utilizan el servicio de este joven es para ser escuchadas, en particular cuando están pasando por momentos complicados que les genera angustia.
El trabajador acompañante es alguien que debe tener un grado de responsabilidad con las personas que se emplea y apoya a otras en situaciones de riesgo de exclusión social.
Un motivo para dar valor a los empleos que hacen las personas como Shoji Morimoto son los efectos negativos que la soledad y el aislamiento están teniendo en la sociedad, principalmente en los adultos mayores.
Un informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) indica que una tercera parte de los adultos de 45 años o más se sienten solos, y casi una cuarta parte de personas de 65 años o más están socialmente aislados.
De acuerdo con el informe, el aislamiento social aumenta significativamente el riesgo de una persona de morir prematuramente, por ejemplo, se asoció a un aumento del riesgo de demencia; 29 % más de riesgo de enfermedad cardiaca y 32 % de riesgo de accidente cerebrovascular.
Una sesión con Shoji Morimoto puede costar unos 10 mil yenes, es decir, unos mil 300 pesos, más los gastos de viaje y cualquier otro tipo de gasto en el encuentro. Además, puede llegar de una a tres sesiones por día.
“Cuando recibo una oferta, simplemente estoy ahí y no hago nada más que comer, beber y dar respuestas simples”.
De acuerdo con el video compartido por el sitio BBC Mundo, hombres y mujeres lo contratan por distintos motivos, aunque en esencia lo que más se necesita es de alguien que esté ahí acompañando “sin ataduras”.
Los comentarios con más interacción en este video celebran la labor de este joven por ayudar a que las personas no se sientan solas.
“Antes de empezar con este servicio de alquiler, veía a la gente por la calle y pensaba que, a diferencia de mí, se adaptaban bien a la sociedad. Pero ahora pienso que incluso las personas que aparentan estar bien en la superficie pueden estar sufriendo o atravesando un conflicto en su vida”.
M°1
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