El miércoles 22 de marzo, mediante memorándum No. HRXDLFN/SERVICIO CIRUGÍA GENERAL 57/2023, el doctor Melito Lozano Morales, Jefe del Servicio General del Hospital Luis F. Nachón de Xalapa, informó a la Subdirectora del Hospital, doctora Reina Uscanga Uscanga, que a partir de esa fecha “se suspenden las cirugías programadas y la consulta externa de la especialidad” en ese nosocomio.
En el mismo documento, el doctor Lozano reconoce que no se trata de una emergencia, sino que “obedece a la situación actual del servicio de anestesiología que usted ampliamente conoce”.
Por tanto, no se trató de un rumor. No es información falsa como ha dicho cínicamente el gobernador del estado, ni se trata de una confusión, como intentó justificar de manera vergonzosa el secretario de Salud, Gerardo Díaz Morales. Es información oficial emitida por las propias autoridades del hospital.
La medida emergente que tenía un carácter “indefinido”, tuvo que ser resuelta casi de inmediato, ante el escándalo nacional por una decisión negligente que podría haber costado la vida a decenas de personas que llevan meses esperando ingresar al quirófano.
En su desvarío, sólo les faltó decir que los servicios del Hospital Civil de Xalapa no los tienen ni en Dinamarca.
Es evidente que el gobernador y su Secretario de Salud no saben que el hospital regional Luis F. Nachón atiende a la población abierta de alrededor de 45 municipios cercanos a la capital del estado. Se trata de una institución con una larga tradición en la protección de la salud y la vida de cientos de miles de veracruzanos.
La decisión desesperada de suspender las cirugías programadas no puede ser atribuible al personal del hospital, sino a las autoridades de la Secretaría de Salud, quienes conocían la crisis por la falta de personal especializado; nada hicieron hasta que estalló el escándalo.
Se trata de un grave error de planeación; de una negligencia criminal; la absurda y torpe carencia de anestesiólogos no explica por qué también suspendieron la consulta de especialidad. Tampoco es admisible que un hospital de esta magnitud carezca de especialistas suficientes.
Lo que pasó la semana pasada en el hospital Nachón es apenas una pálida muestra de la situación que sucede en los 61 hospitales del sector salud del estado. El desabasto de medicamentos alcanza niveles históricos, el incremento en la mortalidad no justificada es espeluznante y la calidad de vida de los trabajadores de la salud es ofensiva.
El fracaso criminal del Instituto de la Salud para el Bienestar (Insabi) se repetirá con la decisión absurda de entregar a IMSS Bienestar la atención de la población abierta, incapaz siquiera de atender a sus derechohabientes.
México no tiene hoy, ni lo tendrá en los próximos dos años, un sistema de salud como en Dinamarca o Canadá como ha prometido el Presidente. Y no lo tendremos porque el presupuesto se gasta en consultas públicas y en acarreos de empleados para venerar a su tlatoani, mientras el sistema de hospitales está colapsado.
Al final, las muertes evitables son verdaderos homicidios. Lo que ocurre en el Hospital Civil de Xalapa es sólo una muestra.
La puntita
Marzo, el mes en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, ha sido el más violento en Veracruz con una decena de feminicidios. Mientras, la fiscal del estado organiza una carrera atlética “por una Vida Libre de Violencia”. La tragedia se cuenta sola.