Investigadores de la Universidad de Calgary (Canadá) han descubierto que la obesidad inducida por la dieta está relacionada con un cambio funcional en el cerebro.

El estudio, publicado en la revista científica ‘Nature Neuroscience’, constata que en los ratones obesos se reduce la función de la señal de freno del cerebro, situada en el córtex orbitofrontal lateral. Esta región del cerebro interviene en la toma de decisiones sobre las recompensas y sobre si se debe actuar para obtenerlas.

«Todos cambiamos nuestra forma de valorar la comida. Por ejemplo, cuando tienes hambre, una chocolatina es un alimento de alto valor. Sin embargo, si te obligaran a comer cinco o seis chocolatinas, le cogerías aversión. Este proceso se llama devaluación», ha explicado Stephanie Borgland, autora principal del estudio.

Los investigadores saben desde hace tiempo que el cerebro interviene en el control de las decisiones sobre la alimentación, pero sólo ahora han identificado la parte específica del cerebro implicada en la devaluación de los alimentos cambia a medida que se desarrolla la obesidad.

Utilizando ratones, el laboratorio de Borgland adaptó tres métodos de devaluación utilizados habitualmente para examinar los cambios en el comportamiento dirigido a objetivos en ratones obesos.

«Descubrimos que si esencialmente apagábamos la señal de freno en el córtex orbitofrontal lateral, nuestros ratones delgados seguían esforzándose por obtener sacarosa aunque sólo consumieran lo suficiente para estar completamente saciados. Cuando restaurábamos la actividad normal en el córtex orbitofrontal de los ratones obesos, éstos recuperaban la capacidad de devaluar la sacarosa y el control sobre los hábitos alimentarios», ha señalado Lauren Seabrook, investigadora principal de este estudio.

Aproximadamente uno de cada cuatro adultos canadienses (26,6%) padece obesidad en la actualidad. La obesidad inducida por la dieta, junto con las enfermedades metabólicas, es un importante problema de salud y se asocia a múltiples enfermedades, como la diabetes de tipo 2, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer y la depresión.

«Nuestra investigación está confirmando que comer en exceso no tiene nada que ver con la responsabilidad personal. Tiene que ver con cambios en el funcionamiento del cerebro en respuesta a nuestro entorno alimentario. La obesidad está muy estigmatizada. Nunca oiríamos a nadie estigmatizar a alguien con un cambio cerebral debido a la esclerosis múltiple o al Parkinson. ¿Por qué lo hacemos con la obesidad?», ha afirmado Borgland.

Los investigadores están realizando ahora un estudio piloto para explorar el impacto de este descubrimiento en humanos.

infosalus.com

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