Cuando acabó la conferencia mañanera, apenas llegando a su oficina, el presidente López Obrador pidió la grabación donde el abogado de Joaquin Guzmán Loera solicitaba, a nombre del capo, apoyo para ser trasladado a una cárcel mexicana.
Personas que estuvieron con AMLO en ese momento comentan que, de inmediato, al de Tabasco no le pareció descabellado intentarlo, más aún posterior a la buena relación que actualmente existe con el gobierno de Joe Biden. “Es un asunto de derechos humanos, así podemos manejarlo”, dijo una voz en la sala.
Si bien es cierto una decisión de ese tipo no depende únicamente del presidente estadunidense, “puede ayudar o propiciar algo en favor de El Chapo”, dijo AMLO. “Podemos aprovechar el buen sabor de boca y las relaciones que tejimos con la reciente Cumbre”.
Al presidente López Obrador le encantaría irse de Palacio Nacional habiendo ayudado a Guzmán Loera con su petición. “Es un asunto de humanidad, de derechos humanos internacionales, no le dejan ni ver el sol o recibir visitas”. El de Tabasco giró las instrucciones necesarias para intentarlo.
Dos de los presentes le dijeron a AMLO que muchos podrían “levantar polvo” por ayudar a Guzmán Loera, (y no a otros), bajo el argumento de violación a derechos humanos. “No importa, son muchos más los que me seguirán apoyando y respaldando”, replicó.
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