A consecuencia de que la laguna de El Castillo se promovió cómo una zona turística de esta capital, comenzaron a llegar visitantes los fines de semana para asar carnes y convivir con la familia.
Al ver este movimiento arribaron también vendedores con venta de cerveza, que incluso comercializan a menores de edad, denunciaron los vecinos y vecinas.
Por temor a las represalias, los vecinos pidieron el anonimato a fin de denunciar el problema de inseguridad, cómo es el caso de una menor de edad que aproximadamente 17 años, que en septiembre del presente año fue lesionada en una de las piernas con un arma blanca.
A la laguna de El Castillo, según los vecinos, arriban entre 500 y 1 mil personas los fines de semana, luego de que administraciones municipales anteriores se dedicaron a limpiar el cuerpo de agua, y ahora hasta pueden pescar mojarras para guisarlas en los asadores públicos.
Los vecinos exigieron al ayuntamiento local que envié a elementos de la Dirección de Seguridad Ciudadana municipal para que las y los jóvenes que llegan a convivir, al ver la presencia de policías moderen el consumo de alcohol.
“Aquí, lo que vemos es que se necesita rondines por parte de la policía municipal, aquí vienen familias, se reúnen, traen su comida, algunos encienden los asadores y ahí se preparan, otros más le compran que el elote, la golosina a los vendedores ambulantes, o algunas de las compañeras preparan tamales y vienen a vender aquí”, expresó una mujer oriunda de El Castillo.
Los vecinos lamentaron que una joven resultara con agresiones, luego de que ella y sus amigos bebieron sin medida, “Han circulado videos en las redes sociales de ese lamentable hecho, donde se lían a golpes las personas”.
Explicaron que as autoridades municipales limpiaron la laguna El Castillo para ofrecer un sitio turístico a las familias de la ciudad, pero ahora se abarrota de bebedores de alcohol.
“Se siente un ambiente pesado porque al haber mucha venta descontrolada de alcohol en esa zona, es la inseguridad que impera en ese atractivo” finalizaron.
AVC/Verónica Huerta