El papa Francisco consideró que “nunca hay lugar para la barbarie de la guerra”, por lo que hizo un llamado a la humanidad: “Pido en nombre de Dios que se ponga fin a la cruel locura de la guerra”, en su último libro, del que el diario italiano La Stampa anticipa este domingo un extracto.
“Pido en nombre de Dios. Diez oraciones para un futuro de esperanza”, es el título de la obra, en la que el pontífice reflexiona sobre la guerra, que considera “el verdadero fracaso de la política“, al tiempo que dice “basta” a la producción y comercio de armas, y pide la erradicación de las nucleares.
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La guerra de Ucrania “ha puesto las conciencias de millones de personas de Occidente ante la cruda realidad de una tragedia humanitaria que ya existía desde hace tiempo y en varios países” y “nos ha mostrado la maldad del horror de la guerra”, afirma el papa, que también menciona el resto de conflictos que hay en el mundo en el texto divulgado por el rotativo italiano.
Francisco se dirige a las “autoridades locales, nacionales y mundiales”, de las que “dependen las iniciativas adecuadas para frenar la guerra”, a las que pide, en nombre de Dios que también digan basta a la producción y al comercio internacional de armas.
Y que se erradiquen “las armas nucleares y atómicas” del planeta, pues su existencia “pone en peligro la supervivencia de la vida humana en la tierra”.
El papa también les insta a “que no manipulen la información y que no engañen a sus pueblos para conseguir objetivos bélicos” porque “no hay ninguna ocasión en la que una guerra pueda considerarse justa. Nunca hay lugar para la guerra bárbara”.
“La guerra es también una respuesta ineficaz: nunca resuelve los problemas que pretende superar”, dice Francisco, que se pregunta: “¿Acaso Yemen, Libia o Siria están mejor que antes de los conflictos?”.
El papa indica el camino de la solución: “Son necesarios el diálogo, la negociación, la escucha, la habilidad diplomática y la creatividad, y una política previsora capaz de construir un sistema de convivencia que no se base en el poder de las armas ni en la disuasión”.
Francisco asegura que “no hay conflictos justos” ni “preventivos” y que es inaceptable considerar las vidas perdidas como “daños colaterales” e insiste en que el mundo asiste “a una tercera guerra mundial en pedazos que, sin embargo, amenaza con hacerse cada vez más grande hasta tomar la forma de un conflicto global”.
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