¿De qué más nos vamos a enterar en las próximas semanas? La información obtenida por un grupo de “hacktivistas” autodenominado Guacamaya –y dada a conocer por Latinus- podría ser apenas la punta del iceberg. Se trata del mayor ataque cibernético que ha sufrido el Ejército mexicano y, en consecuencia, la seguridad nacional en la historia del país. ¡La Guacamaya picoteó al ganso!

La frivolidad con la que el Presidente ha afrontado la crisis sólo confirma su ausencia de la realidad. Mientras los otros países que sufrieron el mismo ataque a la información reservada a sus Ejércitos –Chile, Colombia y Guatemala- han convocado a reuniones de emergencia, en México intentan desviar la atención a ritmo de Chico Che.

Hasta ahora, los medios de información se han enfocado en tres temas estratégicos: la salud del Presidente, la crónica de cómo la familia de El Chapo Guzmán doblegó al gobierno durante el operativo “culiacanazo” y los documentos de seguridad nacional estratégica.

En el primer caso, tal vez el más mediático, la salud del Presidente ha pasado de ser un asunto de seguridad nacional a un tema del dominio público. Si bien el gobierno había matizado la información sobre las enfermedades que padece, hoy nos enteramos que ha sufrido episodios de crisis que lo han llevado de emergencia al hospital y que presenta un coctel de enfermedades, gota e hipertiroidismo, entre ellas.

El segundo tema es la forma en que el gobierno se replegó para abortar el operativo en el que fue detenido y liberado Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera. A “Los Chapitos” les bastaron 4 horas con 15 minutos para echar por tierra toda la estrategia de seguridad del gobierno morenista y meses de inteligencia para su detención.

Pero quizá el asunto más grave es la difusión de los documentos sobre seguridad nacional. La revelación sobre el intercambio personal entre los más altos mandos militares del país palidece frente al riego que representa que hoy se sepa cuántos elementos del Ejército y la Marina están desplegados en el territorio nacional, cuántos y dónde están vigilando las aduanas –lo que confirmó su extrema fragilidad- o la identidad de los mandos que están a cargo de los operativos.

La indolencia del Presidente es exactamente proporcional a la preocupación que existe en las fuerzas castrenses sobre el contenido de la información. Hoy México tiene un modelo de seguridad nacional completamente colapsado y a merced del crimen organizado.

El gobierno debe aún responder algunas preguntas: ¿Por qué siendo el Ejército la institución más poderosa del país, a cargo de miles de millones de pesos para la seguridad y responsable de las principales obras de infraestructura, no destinó los recursos necesarios para garantizar el blindaje de sus bases de datos? ¿Cuánto vale esa información para el crimen organizado?

Por si fuera poco, también estamos conociendo, con pesos y centavos, las cascadas de dinero que pasaron por las manos del Presidente y sus incondicionales a lo largo de dos décadas. El ‘Rey del Cash’ es la crónica de cómo la mafia del dinero llegó al poder.

La puntita

Si Julián Assange ha sido para López Obrador el moderno Quijote; si ha pedido derribar la estatua de la Libertad si lo encarcelan… ¿Loret de Mola será nuestro moderno Sancho Panza? ¿Quitarán el Ángel de la Independencia si sigue la persecución del gobierno en contra del periodista? ¡Cuack!

Facebook: HectorYunes

Instagram: hectoryuneslanda

Tweet: @HectorYunes