A pesar de los intentos del gobierno federal para brindar atención médica y fármacos gratuitos a toda la población, cada año las familias mexicanas gastan más dinero de sus propios bolsillos en la atención de su salud.
El monto que desembolsan los hogares es tan alto que México es el segundo país de la OCDE con más gastos de bolsillo en salud.
Algunas de las causas del elevado gasto de bolsillo en salud son las carencias de los servicios sanitarios públicos que orillan a las personas a buscar atención médica privada; el bajo presupuesto destinado al sector, la desaparición del Seguro Popular y la pandemia de Covid-19.
En términos reales, durante 2018 los hogares del país gastaron, en promedio, 2,358 pesos trimestrales en el cuidado de su salud, de acuerdo con datos del Inegi. Para 2020, este gasto creció 40%, al alcanzar los 5,207 pesos.
Para la compra de medicamentos, el gasto de las familias creció 68%, al pasar de 376 pesos en 2018 a 632 pesos en 2020, según un análisis del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP).
“Esto es una tendencia que ya existe desde hace tiempo y es un problema del sistema de salud urgente de solucionar porque no puede seguir creciendo”, advierte la doctora Arantxa Colchero, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Atender la salud en servicios médicos privados es un problema porque el costo de algunas enfermedades lleva a la ruina a las familias.
Y la falta de un sistema de salud que cubra a todas las personas afecta, sobre todo, a los más pobres y a quienes no tienen seguridad social.
“El gasto de bolsillo está relacionado con el uso de servicios privados y es mucho más grande, en términos relativos, para los más pobres en función de su ingreso. Aunque gastan menos, esto es un monto muy importante respecto a lo que ganan”, explica en entrevista la doctora Colchero.
La especialista en economía de la salud expone que, en 2021, 70% de la población sin afiliación al IMSS o al ISSSTE se atendió en servicios médicos privados. De ese porcentaje, un tercio lo hizo en Consultorios Adyacentes a Farmacias (CAF).
Pero, incluso si se atienden en CAF –lo que varias personas prefieren por los bajos costos de las consultas–, la compra de medicamentos afecta su economía, agregó.
Además, entre 2018 y 2021, el número de personas que se atendió en servicios médicos privados aumentó.
“Podría estar relacionado con la desaparición del Seguro Popular, por un lado, pero también estamos en contexto covid. Entonces, podría ser que la población no fuera al sector público porque estaban atendiendo pacientes covid. Y entonces, la reconversión inhibió y, además, no podían dar consultas en todos los servicios públicos”.
Judith Méndez, especialista en salud y finanzas del CIEP, coincide con la explicación de que hay una relación entre la interrupción de los servicios de salud para otras enfermedades, ocasionada por la pandemia, y el aumento del gasto de bolsillo.
La reconversión hospitalaria, y que el gobierno no procurara la atención de padecimientos distintos a covid con un presupuesto mayor, provocó que en 2020 el sector salud otorgará 42.2 millones de consultas menos que en 2019.
Méndez detalla que un menor gasto público en salud está asociado a un mayor gasto de bolsillo. Sin dinero suficiente, el sector salud no puede contar con las camas, médicos, enfermeras, fármacos y otros insumos necesarios para atender a toda la población. Y, sin embargo, en México no se ha aumentado el presupuesto en salud lo suficiente para hacer frente a este problema.
“Y ya no estamos hablando nada más de países como Dinamarca o países europeos, sino que estamos hablando de que Argentina tiene un gasto público en salud de entre 8 y 9 puntos del PIB. Colombia destina entre 6 y 7 puntos del PIB. Y México destina menos de 3% del PIB. Esto nos habla de un sistema público que no está cubriendo las necesidades de la población”, subrayó.
En el estudio Gasto de bolsillo y gastos catastróficos en salud en hogares mexicanos, el doctor Mauricio Rodríguez Abreu, investigador asociado de la Universidad de las Américas Puebla, documenta que los gastos de bolsillo se vuelven problemáticos si representan un gasto empobrecedor para los hogares.
“Es decir, cuando el pago que estos hacen supera los recursos disponibles para hacer frente a las necesidades en salud, los hogares incurren en gastos catastróficos en salud”, refiere.
El impacto del gasto de bolsillo es mayor en los hogares con jefatura femenina, pues suelen percibir menores ingresos que los hogares encabezados por hombres.
Para los familias conformadas principalmente por adultos mayores, el gasto en salud se incrementa hasta en 50% porque requieren más consultas, medicamentos y hospitalizaciones.
“Los hogares conformados solo por personas mayores tuvieron una propensión casi 70% mayor que la de otros hogares a enfrentar gastos de tipo catastrófico”, documenta Rodríguez Abreu.
El escenario ideal, dice la doctora Colchero, es que el sector público absorbiera la demanda de salud de toda la población para disminuir el gasto de bolsillo. Sin embargo, señala, el sistema de salud en México enfrenta muchos retos para lograrlo.
“Gastamos cerca del 3% en salud y eso es muy bajo. Deberíamos gastar 6- 8%. Entonces, el sistema de salud requiere muchos recursos. Pero, además de recursos, puede ser que necesite, también, mejorar su eficiencia. Con lo que tiene, quizá podría hacerlo mejor”, explica.
Considera, sin embargo, que es difícil obtener esos recursos porque el espacio fiscal es limitado y existe una gran presión económica por las pensiones y el cambio demográfico.
Mientras eso se logra, señala que lo que se puede hacer es regular los consultorios de farmacia, porque son los espacios médicos privados donde muchas personas se atienden.
Adelantó que, incluso, en el INSP realizan un mapeo de las mejores regulaciones del mundo para consultorios de ese tipo y le presentarán una propuesta al gobierno federal, quizá, a fin de año.
“De todas maneras, el gobierno debería buscar la manera de aumentar los recursos y tratar de resolver parte de la demanda”, sostiene.
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