Los libros de historia registran que el 13 de septiembre de 1847, uno de los cadetes que defendían el Castillo de Chapultepec contra la invasión norteamericana y custodiaba el torreón donde ondeaba la bandera de México, se envolvió en ella y saltó al vacío para evitar que cayera en manos del enemigo.

Ese cadete se llamó Juan Escutia que junto con Agustín Melgar, Juan de la Barrera, Fernando Montes de Oca; Francisco Márquez y Vicente Suárez son honrados como Los Niños Héroes.

El próximo 16 de septiembre un sujeto casi septuagenario tratará de emular la hazaña de esos valientes pero desde Palacio Nacional. ¿Se lanzará al vacío desde el balcón central envuelto en el lábaro patrio? Jamás en la vida, para eso se necesita hombría.

Lo que sí hará será soltar un choro bravucón, rijoso y pendenciero en el que acusará a Estados Unidos y Canadá de injerencistas y de querer violar nuestra soberanía.

Como bien sabes lector, la bronca entre esos países con Andrés Manuel inició porque el tabasqueño se quiere pasar por el forro los acuerdos del T-MEC en materia energética.

Y ya dio una probadita de lo que dirá el 16.

En Puerto Vallarta y ante un puñado de seguidores dijo: “Estados Unidos y Canadá nos están haciendo un reclamo porque queremos rescatar nuestro petróleo y a la industria eléctrica nacional. Bueno, aunque parezca increíble, los reaccionarios de México están defendiendo a las empresas extranjeras, en vez de defender a Pemex y a la CFE.

“Son unos traidores a la patria, pero ¿saben qué? nosotros no vamos a dar ni un paso atrás, México es un país independiente, no es colonia de ningún país extranjero y el presidente de México no es títere, no es pelele de ningún gobierno del exterior”. (Dicen que cuando Donald Trump supo esto último, se carcajeó tanto que poco le faltó para infartarse).

A ver, vamos por partes, nadie se opone a que rescate a la paraestatal más endeudada del mundo (debe 108 mil millones de pesos), ni a la arcaica industria eléctrica, pero ese no es el punto. Parafraseando a David Páramo: “El tema no es la soberanía, sino las prácticas indebidas que ha tomado el gobierno para favorecer a la CFE y Pemex; medidas que son vejatorias para Estados Unidos y Canadá que son nuestros principales socios comerciales”.

¿Tons no es que los gringos y canadienses se quieran llevar nuestro petróleo y nuestra luz? No hombre, por Dios, pero eso es exactamente lo que está dando a entender Andrés Manuel al graderío.

Ayer jueves le echó más leña al fogón: “Aun tratándose del mercado más importante del mundo; si tener acceso a ese mercado nos implica ceder soberanía, no lo aceptamos”, lo que nuevamente arrancó aplausos de la grada. Pero nada tarugo, hizo un guiño a Biden y Justin Trudeau al anunciar que México no se saldrá del T-MEC.

Esto hay que tomarlo de quien viene porque seguirá tensando la liga que si se rompe… aguas.

¿A qué está jugando López Obrador? De acuerdo con analistas lo que busca es exacerbar el patriotismo de los mexicanos con una arenga el día de nuestra Independencia, con el fin de tener condiciones ventajosas tanto en las elecciones del 2023 como en las del 2024.

En lo personal tengo mis dudas, si la perorata que soltará unas semanas la hubiera pronunciado en los 60 o 70, la raza estaría pidiendo a gritos su reelección. Pero en la actualidad no pega simplemente porque es una mentira y no creo que le alcance para tanto, sobre todo para el 24.

Por otra parte, antes del 16 de septiembre está el 20 de agosto, fecha en que se reunirán los tres países para que México aclare su postura, de lo contrario habrá sanciones.

¿Qué va a pasar? Salvo tu mejor opinión lector, pienso que el tabasqueño soltará su alharaca el 16 de septiembre y encenderá la pasión de sus seguidores, pero al final doblará las manos porque -él lo sabe-, nada tiene que ver el T-MEC con la soberanía nacional.

¿Entonces por qué sus bravatas contra los mejores socios comerciales del país? Porque Andrés Manuel ya no sabe qué hacer, todo le está saliendo mal. Sus cajas chinas ya no dan para más porque no han podido evitar el desempleo, la violencia, el desabasto, la inflación, el aumento a los combustibles y para acabarla de amolar, sus obras emblemáticas son una nulidad.

El AIFA es el primer aeropuerto “internacional” del mundo al que ninguna línea aérea quiere llegar o despegar. El Tren Maya está costando el doble del presupuesto original y Dos Bocas es un fiasco.

De ahí que esté buscando desesperadamente otro distractor, pero con el T-MEC, Biden y Trudeau se va a estrellar.

En cuanto al enésimo circo que montará, alguien debería decirle que va a hacer el ridículo queriendo imitar a Juan Escutia y a sus cinco valientes compañeros (y no se diga a Hidalgo, Juárez, Cárdenas). Y más con un discurso vetusto y patriotero.

El T-MEC es un tratado comercial firmado por los gobiernos de los tres países en el que él también estampó su firma ya como presidente constitucional. No se trata que ahora se quiera rajar porque si lo hace, México tendrá que pagar 30 mil millones de dólares en multas y aranceles.

Y eso lector, ni sus más fieles se lo van a perdonar.

bernardogup@nullhotmail.com