En una de esas la Estatua de la Libertad se la llevan a Dos Bocas
—Chopenjawer
Hoy se han visto más críticas que alabanzas (y estas, sabemos de dónde vienen o quiénes las dicen) sobre el Carnaval de Veracruz. No debe ser fácil organizar una fiesta de tal magnitud, de tal envergadura; pues es un evento de convocatoria nacional a donde acuden miles.
Para Luis Antonio Pérez Fraga, el presidente del Comité, debe ser una labor titánica, teniendo en cuenta que es la primera fiesta que se hace luego de la suspensión por la pandemia.
No obstante, las fiestas carnestolendas siguen siendo polémicas; y, desde que recuerdo, siempre han sido relacionadas al consumo excesivo de alcohol.
Ya desde hace décadas, el Carnaval dejó de ser familiar (para quienes insisten en llevar niños a «disfrutar» el paseo), pues ya son comunes los asaltantes, los que hacen desfiguros dignos de una orgía, o las típicas riñas que se originan por el abuso de cerveza o licor ingerido.
Pero es eso: la fiesta de la carne, cuyos orígenes antiguos son precisamente dedicados a los excesos. Los días de permiso “oficial” para emborracharse y tener sexo como conejos, todos contra todos.
Por eso muchos piensan que es permisible todo lo que se ve en Carnaval. Es casi como una patente de Corzo para el desmadre de la gente, del turismo que llega para soltarse el pelo y hacer lo que en sus pueblos no se atreverían, bajo la falacia (en tiempos donde todo se graba con un celular) de que nadie los conoce, nadie sabe quiénes son y nadie se va a enterar.
Pero más allá de los escándalos, el evento en sí se ha convertido en un lavado de dinero y negocio para unos cuantos.
¿Por qué lavado de dinero? Porque de la nada aparecen millones de pesos desde que nace la elección para la reina del Carnaval.
No hace mucho, por ejemplo, en una edición anterior, se hablaba de una candidata que abiertamente era apoyada por un cártel del narcotráfico, que también le invirtió millones para impulsar su candidatura… y nadie dijo nada, nadie fiscaliza eso; nadie checa quién está detrás.
¿De dónde sale tanta lana ahora? ¿Neta que de redes sociales? ¿Hay alguien que pueda certificar eso?
Porque lo justo sería que si bien a muchos nos están apretando para pagar impuestos (ya hasta el de los mandaditos en moto no quiere recibir transferencias bancarias por el marcaje del SAT), también sería bueno saber de dónde sale tanto dinero para un «reinado» de unos pocos días, para unas fiestas tan efímeras.
Habrá que destacar que es la primera vez que una soberana surge de las colonias de Veracruz, de la populosa El Coyol, y es por eso que mucha gente quizás se sienta representada en los festejos.
Pero al parecer es la falta de preparación la que hace creer a los nuevos reyes que en realidad sí son monarcas y deben consentirles todo. No con esto quiere decir que la gente de los barrios populares no están preparados (como evidentemente lo está la nueva reina) porque habrá quienes sí tienen la humildad para aceptar que esto es sólo una fiesta… y ya.
Y es que esta edición fue diferente porque —a diferencia de otros años— fue muy notable la presencia de los llamados «influencers»; ya sabe, esos personajes que tienen hartos seguidores en redes sociales y que se suponen tienen una gran influencia, casi, casi equiparable al poder político.
Mire, la verdad estos personajes han sido bastante inflados por la misma clase política al darles juego y darle tratamiento de personalidades distinguidas. Es muy diferente a un artista profesional que llega, se presenta, hace show, divierte, entretiene, cobra su lana y se va.
Es el mismo poder político quien también influye en el tema de decidir quién será la reina del Carnaval, ya sea por interés romántico o simplemente para hacer más atractivas las fiestas. Así han pasado conductoras, actrices, cantantes y personajes de la sociedad porteña.
Una anécdota: entre la clase política se comentaba que quien fue vetada del reinado fue la actriz Ana de la Reguera, en tiempos de Fidel Herrera Beltrán; ella misma se había ofrecido a ser reina del Carnaval para atraer más turismo y ayudar a los veracruzanos en desgracia que semanas antes se habían convertido en damnificados por el paso de huracanes, pero en casa del «Tío Fide» le dijeron un NO rotundo al de Nopaltepec y le prohibieron acercarse a la guapísima actriz originaria de Veracruz… ¿Las razones? Pos nunca se supieron, en realidad.
Debe decirse que el tiro de invitar a los mentados “influencers» parece que salió por la culata, pues son ellos mismos quienes se han quejado de una mala organización y se han encargado de correr el chisme con los millones de seguidores virtuales que tienen. Si se quería una mala publicidad, pues lograron conseguirlo invitando a quienes tienen fama de destruir reputaciones sólo por no cumplirles caprichos como comidas y hospedajes gratuitos.
Tampoco es que los “influencers» sean los mejores invitados o los de criterio más confiable: ahí está el caso de la fiesta en un avión proveniente de Canadá a Cancún en picos de la pandemia, lleno de idiotas que compartieron el convivio en redes sociales; o cuando otros decidieron volar engañados a una supuesta isla privada para una fiesta carísima y exclusiva en el Caribe, del que existe un documental llamado “FYRE: La fiesta más exclusiva que nunca sucedió”.
A lo mejor el mundo ya está demasiado “influenciado” y el Carnaval no podía dejar pasar la oportunidad de darle espacio a esa gente tan “querida” en redes sociales, pero que en el mundo real convocan poco. Ahí está el ejemplo de la youtuber YosStop (con miles de seguidores), cuya protesta por su liberación del bote —por andar difundiendo una violación de una menor de edad— apenas convocó a menos de diez personas.
En este sentido, tampoco se vieron los millones que se suponen jalan los “influencers» invitados al Carnaval, pero dicen que aún así hubo harta gente que hasta parecía que salieron debajo de las piedras… en plena quinta ola de Covid.
Esta quizás sea la oportunidad, el experimento, para corregir lo que será en adelante los festejos masivos presenciales, donde se deben medir los bemoles, los errores, los excesos; pensar dos veces si realmente vale la pena a divas virtuales.
Al final de cuentas, lo que se verá con mucha frialdad son los números, la derrama económica, la cantidad de visitantes y lo que gastaron en la zona conurbada.
Como diría Nicky Santoro en la película “Casino”: todo se trata de dinero… “Always the dollars. Always the fucking dollars”.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Que finalmente sí es de Massive Caller la encuesta que se manejó hace unos días, pero que no había sido dada a conocer públicamente, donde se da a conocer como dato relevante que Morena arrasaría en la elección a la gubernatura en 2024, con un 52% de preferencia electoral… La oposición es la que luce desplomada, pues todos en alianza suman (incluyendo el inflado partido del Tío Dante) apenas 30%… Claro, de aquí a dos años, todo puede cambiar.
OTRA NOTA: Que ayer se dio a conocer un rechazo de la Suprema Corte de Justicia hacia una controversia interpuesta por la Cámara de Diputados para no permitir la llegada de Movimiento Ciudadano a la Comisión Permanente, por lo que el partido del Tío Dante sí tendrá asiento y representación… Acá en la aldea, dicen que el “palo” fue para el diputado Sergio Gutiérrez, que no supo defender la controversia o de plano dobló las manitas ante una operación del senador Ricardo Monreal con la Suprema para ayudar al partido naranja.
LA ÚLTIMA PORQUE MENSAJITOS NOCTURNOS: Que para abonar más a la polémica carnavalesca, resulta que un participante de las fiestas carnestolendas del puerto de Veracruz llamado “Eru Panda” (conocido por haber salido en el popular programa MasterChef) fue denunciado por haber presuntamente cometido violencia doméstica en contra de su esposa… Según la versión de la afectada, el vato estaba alcoholizado cuando golpeó a su mujer, quien le habría reclamado una infidelidad… Diría el Tío Pedrito: “¡Ay, Paty!”…