La tolerancia se terminó para que el fotógrafo Ernesto Trujillo López pueda realizar su trabajo de “Fotos bonitas” por 8 pesos en la calle Enríquez, con el acoso de los inspectores del Departamento de Inspección y Atención Comercial (DIAC) pertenecientes al ayuntamiento local, que le impiden laborar por dos horas diarias.
Ernesto informó que los inspectores del DIAC dejaron de usar los chalecos que los identificaban cómo funcionarios del ayuntamiento local, y ahora se sientan en las bancas del parque Benito Juárez vestidos con ropa de civil con el objetivo de camuflagear su presencia con el resto de los paseantes.
“Yo empecé en el 2020, ofrecía fotos de a 5 pesos para poder sostenerme, me quedé sin trabajo por la pandemia, ya había una tolerancia, este gobierno llegó y me dijo: No nos importa, te vas, ellos quitaron la tolerancia; es feo porque yo necesito mantenerme, estar bien anímicamente para poder ofrecer mis fotos, es feo, dañan el ánimo” expresó.
Al parecer, los inspectores dejaron de usar el chaleco que los identifica como servidores públicos municipales, para evitar conflictos con los transeúntes que defienden a los ambulantes, cada vez que intentan retirarlos por la fuerza de las calles del centro histórico, mencionó.
“Conmigo se ponen pesados y cambiaron forma de actuar, ya no usan chalecos. Ahora están camuflageados por la opinión pública; cuando la gente ve que te están haciendo bolita y ven el chaleco del DIAC, la gente se enardece y sale a defender al vendedor, ya no usan chalecos, están ocultos, pero yo ya sé quienes son” explicó.
La petición de Ernesto es que el ayuntamiento local permita su estancia en la calle Enríquez con horario de 19:00 a 21:00 horas por lo menos tres días a la semana, y así obtener un ingreso para él y su familia al ofrecer su trabajo de fotografía a transeúntes.
“Que me dejen trabajar en Enríquez, los inspectores se van a las nueve de la noche. A la gente le gusta mi trabajo, porque me gusta hacer retratos, la gente me felicita, es un trabajo creativo, no soy un vendedor ambulante; ellos se ponen pesados, no traen chaleco, me hostigan” indicó.
Ernesto cuestiona al titular de DIAC, Alberto Romero Gutiérrez del por qué le impiden hacer su trabajo “creativo” de tomar fotografías y venderlas en 8 pesos cada una, mientras que a los músicos de marimba, los cantantes, los indigentes niños y adultos, así como vendedores de galletas, golosinas, muñecos de peluche, artesanías y libros no los retiran de la calle Enríquez.
“Están muy severos, me dicen tú eres un ambulante. Me atacan, pero ojo junto a mi están los músicos, los niños que piden dinero, gente con la gorra pidiendo dinero y a la vuelta están los que venden dulces, ellos no son creativos venden artículos, comida y el pretexto de los inspectores es que no es mi zona” señaló.
Los inspectores obligaron a Ernesto que retirará el cartón que muestra el precio de 8 pesos, lo que ocasionó la disminución de sus ingresos.
Refirió que en el parque Benito Juárez, uno de los inspectores comete presuntos actos de corrupción al solicitarle a una vendedora de juguetes que se retire para que él pueda tomar una fotografía, en la que sólo aparece Ernesto.
“Hay un (inspector) gordito que no me vio a mi, yo a él sí. A una ambulante que vende ositos le dijo: Voy a tomar una foto, escóndete atrás del pilar. Toma la foto dónde estoy yo, y le dice el mismo inspector a la ambulante: Ya tomé la foto, salte del pilar”.
Ante el insistente acoso de los inspectores, Ernesto acudió a palacio municipal para solicitar una audiencia con el presidente Ricardo Ahued Bardahuil y explicarle su situación, sin embargo hay un filtro de funcionarios que deciden qué ciudadanos pueden verlo y quienes no.
“Hice todo el movimiento para una audiencia, me acerque y es mentira que el alcalde habla con los ciudadanos, esa es la imagen que ellos quieren vender, en realidad te reciben tu hoja, ellos seleccionan si te toman en cuenta o no. A mi no me dejaron hablar con alcalde y me dijeron tú estas violando la ley, tu estás vendiendo un servicio y pienso si el Juanote vendía sus servicios de cargar muebles y nadie le decía nada” explicó.
AVC