En área protegida, destruyen cerro Balzapote para obtener piedra basáltica.
Documenta El País el desastre ecológico con permiso invalidado por la Corte.
A pesar de la evidencia científica sobre el ecocidio, el impacto ambiental a futuro que está teniendo la construcción del Tren Maya y la decisión de un juez de ordenar la suspensión definitiva de las obras del polémico tramo 5, los efectos de la obra insignia del gobierno de López Obrador ya alcanzó a la biósfera de Los Tuxtlas en el estado de Veracruz.
El diario español El País documentó la demolición completa del cerro Balzapote, ubicada en el área protegida de la biósfera, con el propósito de extraer la piedra basáltica utilizada para estabilizar el piso del ferrocarril. Según el reportaje publicado la semana pasada, la explotación del cerro se realiza con un permiso invalidado por la Suprema Corte de Justicia (SCJN).
Si bien el mayor conflicto con la construcción del Tren Maya se generó hace algunas semanas cuando se dio a conocer el cambio de ruta del tramo 5 -lo que ha provocado una serie de manifestaciones de ambientalistas y artistas nacionales e internacionales-, la devastación en la biósfera de Los Tuxtlas cumple más de un año.
“Desde hace un año, decenas de máquinas retroexcavadoras y camiones de carga para extraer roca de uno de sus cerros, el de Balzapote, a orillas del Golfo de México. Es la secuela que está teniendo a cientos de kilómetros de la península de Yucatán el Tren Maya, el proyecto estrella del presidente Andrés Manuel López Obrador. Activistas y abogados ambientalistas cuestionan la legalidad de la cantera, que está utilizando un permiso invalidado por la Suprema Corte” cita el artículo firmado por la periodista Teresa de Miguel.
En conferencia de prensa, el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez habría reconocido la intervención del cerro del Balzapote, del que sólo refirió que, “en efecto, hay bancos en la zona de Los Tuxtlas, todos cuentan con manifestación de impacto ambiental (MIA) federal. El Estado, a través de la Profepa, los ha intervenido, y también estamos ya en la firma del convenio para la remediación y compensación ambiental. Los empresarios están en toda la disposición de colaborar en ello”.
Después de ello, el silencio. Ninguna autoridad estatal proporcionó más información sobre la legalidad de la explotación, los permisos ambientales, los estudios de impacto ambiental o los alcances del permiso otorgado al gobierno federal.
Lo mismo sucedió con Katya Andrade Escobar, directora de la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas, quien tampoco atendió a las llamadas del periódico. La funcionaria aseguró a medios locales en abril que la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) está reutilizando un permiso que había otorgado en 2014 para la extracción de roca en ese cerro, originalmente destinado al proyecto de ampliación del Puerto de Veracruz.
Sin embargo, aquella autorización nunca se consumó, porque por aquel entonces Eduardo Álvarez y otros ambientalistas organizaron un movimiento llamado La roca no se toca, y la presión ciudadana consiguió parar la cantera. También influyó la oposición a la ampliación del puerto, que incluso logró este año que la Suprema Corte de Justicia frenase la obra, explica El País.
“La opacidad es total, como un enorme muro de concreto. Entendible por la naturaleza del proyecto, pero no por eso menos sorprendente. La Secretaría de Medio Ambiente no contesta. La Procuraduría de Medio Ambiente de Veracruz no contesta. El Gobierno de ese Estado no contesta. Es como si un pacto de silencio se hubiera posado sobre este asunto, a la vez tan difícil de ocultar a la vista: un peñón comido por la maquinaria, un cerro rebanado casi hasta su base, montañas de piedra recién extraída y triturada, el trasiego continuo de camiones, el polvo de la cantera entremezclándose con la bruma del mar”, acusa.
Sin embargo, la publicación del diario español es una más a la serie de denuncias que se han presentado. La extracción del basalto se realiza en un área alejada de la playa de la comunidad de Balzapote, en las tierras de ejidatarios que autorizaron junto con la Semarnat que las constructoras saqueen la roca que se ocupa para el Tren Maya.
Eduardo Álvarez Ríos, miembro de la asociación civil Defensores del Medio Ambiente de Los Tuxtlas (Dematac), aseguró que aun cuando la extracción se realiza en terrenos privados habrá un impacto ambiental debido a que los ejidos cuentan todavía con cordones de la selva de Los Tuxtlas.
Fuentes consultadas por La Silla Rota Veracruz aseguraron que una de las constructoras que realiza la extracción de roca basáltica es el Grupo ICA. La empresa es una de las constructoras con mayor presencia en el megaproyecto del Tren Maya. El 21 de septiembre de 2022 el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) le adjudicó de manera directa la construcción del tramo cuatro, de Izamal a Cancún.
A inicios de abril de 2021, la Semarnat autorizó un proyecto de extracción de roca basáltica de la comunidad de Balzapote que originalmente la Asipona ingresó a la dependencia federal el 23 de enero de 2014 con intenciones de utilizar el material pétreo para la ampliación del puerto de Veracruz.
Hoy, el cerro ya no existe. Sólo la depredación de un gobierno federal enfrascado en sacar adelante un proyecto destinado al fracaso económico y el ecocidio.