Por Yair Ademar Domínguez

Llamó mucho la atención la presencia del diputado local veracruzano Bingen Remenería Molina en la Grand Prix de la Fórmula 1 en Mónaco, un principado del mar mediterráneo a donde el panista llegó para disfrutar la buena vida, dejando tirada sus responsabilidades en el Congreso del Estado de Veracruz. Ahí por cierto, también estuvo el expresidente panista Felipe Calderón Hinojosa.

El legislador panista veracruzano, que debería de estar en la Cámara legislando a favor de los veracruzanos, se fue de paseo en pleno periodo legislativo y ahí se ve, en sus redes sociales, orondo, disfrutando la dolce vita a costa del erario público, porque sí, aunque el joven argumente que su familia tenga recursos, sus ingresos actuales los paga el pueblo veracruzano, como a su padre, el senador Julen Rementería del Puerto, le pagamos todos los mexicanos.

Aunque hay unas seis maneras de llegar a este país desde México —son entre 20 y 24 horas de vuelo— el costo más económico, sólo de los vuelos, oscila entre los 30 y 50 mil pesos—. El Hotel París, uno de los más famosos del Principado, vende sus noches en unos 24 mil pesos. Así que, de ahí, amable lector, súmele alimentos y traslados. No dudamos que el diputado panista argumentará que cuenta con el dinero de papi o que ha hecho sus ahorros, porque no olvidemos que esta es la tercera vez que el junior ha sido diputado local en Veracruz.

No nos extrañan estos excesos —él dirá que tiene derecho—. Esta es la forma de actuar de los panistas. Se dan golpe de pecho, dicen que siguen la doctrina social de la iglesia católica y en el fondo son corruptos y han medrado con la política, viviendo de ella, explotando a sus militantes y succionando el presupuesto público. La incoherencia los persigue.

El presidente Andrés Manuel López Obrador lo ha calificado muy bien al llamar “hipócrita” al senador panista. Tiene razón, dice una cosa en su discurso, pero en su vida, en sus hechos, en su actuar diario, en su praxis política, es otro. Por sus excesos se dan a conocer y se muestran tal como son. ¿Acaso creen que se nos olvida su desaguisado con el grupo conservador español de Vox?

Así, un día y otro, lanza peroratas, voces vacías en contra del jefe de las instituciones del país, pero sólo son esos, palabras, campaña, voces huecas, sin sustento, porque en lo cotidiano, en la vida diaria, la dolce vita, los excesos, como su hijo bailando en Mónaco, a costa del erario veracruzano.

Julen Rementería fue uno de los peores funcionarios públicos que tuvo el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares. Llegaron como gobierno a llenarse los bolsillos, a lucrar con el presupuesto público y para muestra clara y contundente, la carretera Xalapa-Coatepec, que tantos accidentes ha ocasionado y todo, para quedarse con algunos millones.

Y ahora, con todo y los excesos de su hijo, un legislador improductivo, que sólo vocifera sin sentido, ha pretendido en erigirse como defensor de los veracruzanos, como voz crítica, cuando en realidad es un político incoherente, que es mal visto hasta por sus propios correligionarios, los panistas de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.

Pero los veracruzanos, como dice el presidente López Obrador, son avispados, listos, saben de la madera de la que está hecho este hombre. Como senador de la república, ¿ha realizado alguna acción que beneficie realmente a los veracruzanos? ¿conocemos alguna iniciativa que impacte al campo veracruzano, a los hombres y mujeres de la costa, a las niñas y niños? No. Lo fácil es hablar, lanzar discursos y campañas en redes sociales para decir que hace.

Y su hijo tendrá que explicar a los veracruzanos por qué hace esos viajes onerosos cuando su responsabilidad está aquí, en el Congreso del Estado. Pero ambos están hechos de la misma madera, deshonestos y acostumbrados al sistema de la corrupción.

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