Misiles rusos impactaron el lunes en la ciudad de Leópolis, en el oeste de Ucrania, matando al menos a siete personas, dijeron funcionarios ucranianos, mientras Rusia intensifica los ataques a la infraestructura en preparación para un asalto total en el este.
Columnas de humo denso y negro se elevaron sobre la ciudad después de que una serie de explosiones rompieron ventanas y provocaron incendios. Leópolis y el resto del oeste de Ucrania solo han visto ataques esporádicos durante casi dos meses de guerra y se han convertido en un refugio relativamente seguro para la gente de partes del país donde los combates han sido más intensos.
Por su parte, el primer ministro ucraniano, Denys Shmygol, prometió “luchar absolutamente hasta el final” en Mariúpol, un puerto estratégico que ha soportado siete semanas de asedio y donde las fuerzas ucranianas ignoraron el domingo el ultimátum de Rusia de rendirse o morir.
Durante la noche en Leópolis, siete personas murieron y 11 resultaron heridas en ataques con misiles, informaron el alcalde Andriy Sadovyi, y el gobernador regional, Maksym Kozytskyy. El gobernador dijo que los ataques rusos alcanzaron tres instalaciones militares y un taller mecánico de automóviles. Indicó que entre los heridos había un niño y que los equipos de emergencia combatían los incendios provocados por los ataques.
#Rusia lanza ataques en el oeste de #Ucrania y concentra sus fuerzas en el este
Potentes ataques con misiles en #Leópolis dejaron al menos once muertos.#Mariúpol se ha convertido en el símbolo de la resistencia ucraniana ante el ejército ruso. /cq #DWnoticias pic.twitter.com/N0Is3Ev5KP
— DW Español (@dw_espanol) April 18, 2022
Analistas militares dicen que Rusia ha aumentado sus ataques a fábricas de armas y otros objetivos de infraestructura en Ucrania para reducir la capacidad del país de resistir a una gran ofensiva por tierra en Donbás, el corazón industrial en el este del país.
Mientras misiles y cohetes golpeaban varios puntos del país, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, acusó a los soldados rusos de torturas y secuestros en las zonas que controlan.
La caída de Mariúpol, que ha quedado reducida a escombros tras siete semanas de asedio, daría a Moscú su mayor victoria en la guerra. Pero unos pocos miles de combatientes, según las estimaciones rusas, resistían en la planta metalúrgica de Azovstal, un complejo de 11 kilómetros cuadrados (4 millas cuadradas).
Muchos civiles de Mariúpol, incluidos niños, se refugian también en la planta de Azovstal, dijo Mikhail Vershinin, responsable de la policía municipal, a la televisión de Mariúpol. Dijo que se guarnecían de los proyectiles y los soldados rusos.
Capturar la ciudad en el Mar de Azov liberaría tropas rusas para una nueva ofensiva que intentará tomar el control de la región de Donbás, en el este industrial de Ucrania. Rusia también se aseguraría una conexión terrestre con la Península de Crimea, que Moscú se anexionó de Ucrania en 2014, además de privar a Ucrania de un puerto importante y valiosos activos industriales.
Rusia está decidida a capturar Donbás, donde separatistas con apoyo de Moscú ya controlan parte del territorio, después de que fracasara su intento de tomar la capital, Kiev.
“Hacemos todo lo que podemos para garantizar la defensa” del este de Ucrania, dijo Zelenskiy en su mensaje de cada noche a la nación.
En cuanto a la asediada Mariúpol, parecía haber pocas esperanzas de un rescate militar inminente de fuerzas ucranianas. El ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, dijo el domingo al programa “Face the Nation” de CBS que las tropas y civiles ucranianos que quedan están básicamente rodeados. Señaló que “continúan su lucha”, pero que en la práctica la ciudad ya no existe debido a la destrucción.
El constante bombardeo y los combates callejeros en Mariúpol han matado al menos a 21.000 personas, según estimaciones ucranianas. Un hospital de maternidad fue alcanzado por un letal ataque aéreo ruso en las primeras semanas de la guerra, y unas 300 personas murieron, según reportes, en el ataque a un teatro donde se habían refugiado civiles.
Se estima que 100.000 personas permanecen en la ciudad —donde antes vivían 450.000— atrapadas sin comida, agua, calefacción ni electricidad.
Reporte Indigo