¿Las personas se pueden volver obsoletas en las empresas? Este debate no es nuevo, sin embargo, la revolución digital que viven las compañías ─y potenciada desde 2020 por la pandemia de Covid-19─ ha recolocado la pregunta al centro de la conversación. Los trabajadores empiezan a sentirse obsoletos en sus cargos frente a la adopción de inteligencia artificial, o al menos se muestran más preocupados.
La encuesta “Profesionales del futuro”, elaborada por la consultora tecnológica NTT, arrojó que 41% de los empleados y líderes empresariales entrevistados se sienten preocupados de ser reemplazados por tecnologías que automaticen las funciones que hoy desempeñan ellos dentro de la compañía para la que laboran. Este miedo fue alimentado por la acelerada transformación digital que adoptaron las organizaciones desde hace dos años.
Al presentar los resultados de la encuesta en una conferencia de prensa virtual, la gerente de Talento y Transformación de NTT Data, Xóchitl Rosas, indicó que la pandemia provocó “una evolución digital forzada” en las empresas, la cual se tradujo en la adopción de un modelo de trabajo remoto, lo que a su vez alimentó la preocupación de los trabajadores “por la robotización, por el valor de las personas versus la tecnología”.
Al respecto, el jefe de Talento y Transformación de la consultora tecnológica, Santiago Hernández, añadió que “con todo el tema del trabajo remoto salió a la luz que hay ciertas actividades que pueden ser repetitivas en la operativa diaria de la organización y que pueden ser automatizadas o pueden ejecutarse por algún tipo de herramienta que les permita ser más productivos”. Pero, opina, “eso no significa que sea algo que venga a reemplazar a las personas”.
“El miedo está porque las personas se enfrentan a (una situación en la) que pueden perder el control de su trabajo o que alguna actividad que estaban acostumbrados a realizar de forma repetitiva y que ya dominaban puede ser automatizada por cierta tecnología”, dice. Más que los empleados se vuelvan obsoletos frente a la inteligencia artificial, “significa que probablemente tengamos que desarrollar a la gente en otro tipo de habilidades”.
El responsable de Estrategia Digital de NTT Dara, Jorge Corral, coincidió en lo anterior. “No vemos un riesgo en que las máquinas vayan a sustituir al ser humano. Lo que vemos es que el ser humano se tiene que enfocar en actividades de valor. Hay actividades repetitivas que son muy fácil de programar y que una máquina las repita un millón de veces, pero hay otras actividades que no son así y esas, por lo menos en el medio plazo, no va a ser posible que sean sustituidas”.
Apuntó que la revolución digital está demandando profesionales calificados y con habilidades tecnológicas que las empresas no están encontrando en el mercado laboral. Por ello, insistió, las empresas deben capacitar constantemente a sus empleados para agregar valor a sus funciones y “seguir adelante en esa transformación digital, pero no vemos un riesgo de que los profesionales vayan a ser sustituidos por las máquinas”.
En 2018, el profesor de informática en la Universidad de la Sorbona y miembro de la Asociación Europea de Inteligencia Artificial, Jean-Gabriel Ganascia, publicó un artículo en El Correo de la Unesco, en el que refirió que con la inteligencia artificial “las máquinas traspasan nuestras facultades cognitivas en la mayoría de los terrenos, lo cual despierta temores de riesgos de carácter ético”.
“Estos riesgos son de tres órdenes: la escasez de trabajo, que sería ejecutado por máquinas en lugar de seres humanos; las consecuencias para la autonomía del individuo, en especial para su libertad y su seguridad; y la superación del género humano, que sería sustituido por máquinas cada vez más inteligentes”, escribió el investigador.
Sin embargo, agregó, “un examen detallado muestra que el trabajo no desaparece, sino que, muy al contrario, se transforma y exige nuevas habilidades. Del mismo modo, la autonomía del individuo y su libertad no están inexorablemente comprometidas por el desarrollo de la inteligencia artificial, siempre y cuando nos mantengamos alerta en lo relativo a las intromisiones de la tecnología en nuestra vida privada”.
De acuerdo con la encuesta elaborada por en NTT en países como México, Colombia, Brasil, Chile, Perú y Argentina, entre otros, los profesionales del futuro deberán adaptarse fácilmente a los cambios dentro de las compañías. A cambio, demandan más capacitación y educación por parte de sus empleadores, así como flexibilidad laboral y trabajo con base en objetivos.
El 52% de los encuestados consideran que buscar el autodesarrollo y mantenerse actualizado es una de las características más importantes que deberán tener los profesionales del futuro; 44% consideró que tener habilidades de relación y comunicación en un contexto en el que las relaciones laborales físicas han sido sustituidas por juntas y encuentros virtuales es otra característica de los profesionales del futuro.
“Esas habilidades de comunicación se vuelven cada vez más importantes para poder ser más asertivos y lograr conexión con información de valor”, apunta Xóchitl Rosas.
Santiago Hernández añadió que en un contexto de revolución digital, trabajo remoto y cada vez mayor adopción de inteligencia artificial, los empleados consideran que ya no es negociable la flexibilidad laboral, incluso la colocan como una prioridad por encima del salario, junto con la capacitación y educación continua por parte de su empleador.
“Las empresas necesitan adaptarse mucho más al trabajo flexible. El futuro es híbrido, las organizaciones aprendieron que se puede trabajar de forma remota y seguir siendo productivo. 97% de los encuestados prefieren trabajar de forma diferente a regresar al formato presencial completamente”, detalló Hernández Benages.
“El profesional del futuro tiene un enfoque claro en orientación a resultados, pero con el matiz de poder tener un equilibrio con su vida personal, de poder estar a la vanguardia, de aportar valor. Sí es una preocupación que con tantas cosas que se están moviendo (como la mayor adopción de inteligencia artificial), el aprendizaje es sumamente importante y por eso también lo demandan a las compañías, que inviertan las compañías en su educación”, cierra Xóchitl Rosas.
Forbes